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La danza de los osos

Vadim Ghirda

ESTOS DÍAS PASADOS de turrón, familia y cava, mientras medio mundo aguardaba a Papá Noel, celebraba el nacimiento de Cristo o preparaba 12 uvas, los rumanos, en cambio, festejaban el cambio de año a su manera, echándose a la calle como lo hacían sus ancestros, envueltos en una piel de oso. Los orígenes de esta fiesta pagana se remontan a una época precristiana, cuando los bailarines, vestidos de forma colorida o bajo pieles de animales, iban de casa en casa en las aldeas, cantando y danzando para ahuyentar a los malos espíritus. La juerga hoy se ha trasladado a las ciudades de Rumania. La imagen, en concreto, fue tomada en Comanesti un día antes de que acabara 2017. 

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