Unos 53.000 niños paquistaníes mueren al año por contaminación del agua
La combinación de pésimas condiciones higiénicas y el escaso acceso a saneamiento pasa factura a los más pequeños. Fiebre tifoidea, cólera, disentería y hepatitis son las enfermedades más frecuentes
La contaminación del agua causa cada año la muerte por diarrea de al menos 53.000 niños paquistaníes menores de cinco años, alerta Unicef. La mala calidad de este recurso es responsable de entre el 30% y 40% de muertes y enfermedades registradas en el país, según datos de Naciones Unidas y de las autoridades locales. Fiebre tifoidea, cólera, disentería y hepatitis son las patologías más frecuentes.
Un 44% de la población no tiene acceso a agua potable segura, según estimaciones divulgadas el año pasado por el Consejo de Investigación paquistaní sobre fuentes de agua (un órgano público) y el Ministerio de Ciencia y Tecnología paquistaníes. En las zonas rurales, este porcentaje sube hasta el 90%. El informe redactado por estas instituciones eleva a 200.000 el número de niños y niñas que cada año mueren por diarrea.
“El agua contaminada con elementos microbiológicos, en su mayoría de origen fecal, puede causar diarrea y disentería entre los niños. Y si esto ocurre con frecuencia, puede afectar a su desarrollo físico e intelectual”, sostiene Christian Munduate, representante de Unicef en Pakistán. El experto asegura que en algunas zonas del país se ha registrado presencia de arsénico en agua subterránea. “Si un niño consume agua contaminada con una elevada cantidad de este elemento durante un periodo largo, pueden generarse lesiones en la piel y sus órganos pueden verse perjudicados”, añade.
Apenas el 40% de los paquistaníes tiene acceso a agua con una calidad que responda a los estándares mínimos internacionales, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Organización Mundial de la Salud, respaldados por el Consejo de Investigación paquistaní sobre fuentes de agua. La combinación con pésimas condiciones higiénicas y el escaso acceso a saneamiento pasa factura a los más pequeños, cobrando 110 vidas al día.
En zonas rurales, hasta el 90% de la población no tiene acceso a agua potable segura
Una de las principales causas de la contaminación del agua es la defecación al aire libre, una práctica que afecta a 25 millones de personas Pakistán. Aunque el país ha marcado numerosos progresos en este ámbito, más de un tercio de los paquistaníes aún no dispone de un adecuado acceso a servicios de saneamiento. Esta situación perjudica de manera especial a las niñas y adolescentes, que abandonan los estudios y no pueden satisfacer sus necesidades higiénicas durante la menstruación. “Los indicadores de salud han mejorado de manera notable en las comunidades que han acabado con la práctica de la defecación al aire libre, con una drástica reducción de los casos de diarrea”, indica Munduate. “Mejorar el acceso a saneamiento e implementar letrinas en las casas ha contribuido a reducir la contaminación de agua para el consumo humano con residuos”. El representante de Unicef alaba también los avances realizados por el Gobierno, que ha “tomado conciencia de los riesgos de la contaminación de los ríos son productos químicos como el arsénico y ha puesto en marcha campañas de sensibilización”.
La falta de infraestructura es especialmente grave en zonas urbanas densamente pobladas, pese a que el presupuesto público destinado a agua y saneamiento pasara de 350 millones a 613 millones de dólares entre 2012 y 2016. Las plantas de tratamiento de aguas usadas brillan por su ausencia.
Unas intervenciones adecuadas en saneamiento e higiene, según Christian Munduate de Unicef, pueden reducir el riesgo de contraer diarrea en la infancia del 36% y del 48%, respectivamente. El experto de Naciones Unidas enumera otras posibles soluciones, como mejorar el acceso a agua potable en las escuelas, aumentar el presupuesto destinado a la lucha contra la defecación al aire libre, incrementar las acciones de sensibilización y revisar los programas de reducción del arsénico.
Un problema también económico
La escasez y la mala calidad del agua, además de afectar a la salud de los paquistaníes, también tienen un impacto en la economía. Las enfermedades relacionadas con este bien causan cada año unas pérdidas de entre 25.000 millones y 28.000 millones de rupias (188 millones y 210 millones de euros), lo que corresponde a entre el 0,6 y 1,44% del producto interior bruto, según cálculos del Ministerio de Ciencia y Tecnología. La institución estima que las enfermedades vinculadas con agua, saneamiento e higiene en su conjunto tienen un coste para la economía paquistaní de 112.000 millones de rupias (843 millones de euros por año), es decir, 300 millones (2,2 millones de euros) al día en términos de salud y pérdida de ingresos.
El agua que circula por la capital está cubierta de inmundicia y lo mismo pasa en otras grandes ciudades del país. En Lahore, con 11 millones de habitantes, el río Ravi, que abastece en agua a la ciudad y se usa también para irrigar los cultivos, sirve de desaguadero a cientos de fábricas. Varios estudios han mostrado la presencia de metales pesados en las espinas del pescado, señala Sohail Ali Naqvi, responsable del programa agua de la ONG WWF en una entrevista con AFP. En Karachi, con 15 millones de habitantes, hay quien aprovecha las frecuentes interrupciones del suministro vendiendo el agua a precio de oro.
La justicia obligó a mediados de diciembre a la provincia de Sindh, de la que Karachi es capital, a presentar en enero un plan que permita a "todos los habitantes" beber agua potable, al término de un juicio por corrupción e incompetencia. Ante la indignación general, Sindh y Pendjab, provincias que reúnen más de la mitad de la población del país, ya anunciaron medidas para mejorar la calidad del agua.
Un bien cada vez más escaso
El agua no está solamente contaminada, también es cada vez más escasa. Una tendencia opuesta al rápido incremento de la población, que se ha quintuplicado desde 1960 hasta alcanzar 207 millones de habitantes. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura estima que en 2025 el país se encontrará en situación de "penuria absoluta", con menos de 500 metros cúbicos disponibles por persona. Tres veces menos que en la Somalia actual.
Pakistán, que ve derretirse sus imponentes glaciares himalayos y registra monzones abundantes e inundaciones, solo tiene tres grandes reservas, constata Bashir Ahmad, del Centro Nacional de Investigación sobre la Agricultura. Por lo tanto, no se puede conservar gran parte del excedente para utilizarlo durante la estación seca, señala Ahmad, denunciando la "falta de visión política". "La crisis es inminente. En las ciudades, el nivel del agua baja cada día", advierte Muhamad Ashraf, presidente del Consejo de Investigación paquistaní sobre fuentes de agua.
Ante la falta de lluvia regular, se bombea el agua de napas freáticas cada vez más profundas, donde el contenido en arsénico es naturalmente mayor, explica. Sin embargo, por falta de información, o de conciencia ecológica, el derroche sigue siendo la norma. En Islamabad, el asfalto se riega para quitar el polvo, los coches se lavan diariamente, los céspedes se irrigan generosamente. Ashraf fustiga la "falta de educación" en esta situación "alarmante".
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