¿Se puede amar a Mercury y odiar a Queen? Ocho cosas que a Freddie le amargarían si levantara la cabeza
Muchos seguidores acusan al guitarrista Brian May de esquilmar el legado del grupo. Lo último: la polémica biografía en cine del icónico cantante
Freddie Mercury dejó este mundo el 24 de noviembre de 1991, con tan solo 45 años. Aunque había empezado su carrera con Queen a principios de los setenta, en los excesivos ochenta se había mantenido como estrella incontestable. En julio de 1985, la incendiaria actuación de la banda en el festival benéfico Live Aid, en el estadio Wembley de Londres, hizo historia en la música en directo. Un año después, solo dos minutos de improvisación en el mismo recinto acrecentaron su leyenda. En febrero de 1991, su último álbum con Queen, Innuendo, fue número uno de ventas en Reino Unido, y un año más tarde —ya a título póstumo—, su colaboración con Montserrat Caballé, originalmente publicada en 1987, lo tuvo muy presente durante los Juegos Olímpicos de Barcelona.
El cantante nacido en Zanzíbar murió en la cima. Tras su inesperado fallecimiento —anunció que tenía Sida un día antes de morir—, todo el mundo dio por sentado que la trayectoria de Queen, vehículo para sus recargadas composiciones y potentes gorgoritos, había tocado a su fin. En los noventa, además, las tornas de la música iban a cambiar: los guitarrazos rabiosos de Nirvana enterraron la pulcritud de los ochenta. Sin embargo, sus excompañeros —con el guitarrista Brian May a la cabeza— se han afanado por mantener activa la franquicia incluso hasta hoy, llegando a extremos unas veces absurdos, otros esperpénticos, que hacen que uno se pregunte qué pensaría el añorado divo de todo esto.
¿De verdad pretendéis sustituir a Freddie y que no se note?
Debe de ser terrible querer poner de nuevo a Queen en ruta… y no tener cantante. Brian May (guitarra, Londres, 1947) y Roger Taylor (batería, Norforlk, Inglaterra, 1949) —el bajista John Deacon (Leiscester, Inglaterra, 1951) vive apartado de los focos— lo resolvieron tirando de agenda. Esto es: contratando a toda la agenda. El primero fue George Michael, que protagonizó el disco en directo Five live (en el que también participaba la cantante Lisa Stansfield).
En 2001, Robbie Williams se unió a la banda para grabar una versión de We are the champions. A partir de 2005, Paul Rodgers (Bad Company, Free) se ocupó del micrófono en una serie de acontecimientos que empezó con el homenaje a Mandela en Sudáfrica, siguió con un disco (The cosmos rocks, 2008) y acabó con una lucrativa gira mundial. En 2012, optaron por sangre joven: ficharon al cantante Adam Lambert, que se había dado a conocer en el programa de televisión American Idol. Ninguno hizo olvidar a Mercury. El dicho de que “nadie es insustituible” no vale con él.
Queen ha editado más discos desde la muerte de Mercury que cuando él vivía
Cuesta creerlo, pero desde que Freddie Mercury murió Queen ha publicado un disco con esbozos que el cantante había dejado grabados (Made in heaven, 1995), el ya mencionado con Paul Rodgers, seis álbumes en directo (todos con viejas actuaciones de Mercury) y ¡doce recopilatorios! En total, más discos de los que sacaron cuando el cantante vivía. Ya lo dijo Brian May en 2011: “Freddie está en mis pensamientos todos los días”.
Brian May lo intenta con todo, incluso con hologramas y asteroides
La cabeza del guitarrista de Queen, Brian May, no descansa en su esfuerzo por rentabilizar el pasado. Tonto no es: estudió Física y Matemáticas y en 1972 publicó un estudio científico en Nature sobre astronomía, basado en mediciones tomadas en un observatorio de Tenerife, en 1974 otro de similares características y ya en 2008 terminó su tesis de Astrofísica en el Imperial College de Londres y se graduó. En lo que se refiere a Mercury, May lo ha intentado todo. “Hemos experimentado con hologramas, pero no nos aportaban lo que buscábamos”, dijo a Rolling Stone. En 2016, para celebrar el que habría sido 70 cumpleaños del cantante, el astrofísico May bautizó el asteroide 17473 como “Freddie Mercury”.
El hipermercado de Queen
El pasado junio, Brian May presentaba en un vídeo el clásico juego Monopoly, en versión Queen. Ni a Gene Simmons, de Kiss, se le ocurren estas cosas (bueno, a él sí). En una grabación de 18 minutos, May explicaba: “Trata de la vida en directo: tienes que enfrentar los desafíos que implica la carretera”. Este verano, May, que además de guitarrista y astrofísico es fotógrafo, ha estado presentando su libro de instantáneas Queen in 3-D en una gira por todo Reino Unido. El libro es un delirio. Las fotos están por duplicado e incluye unas gafas que por mucho que te las pongas solo ves en 3-D si haces un gran esfuerzo de imaginación. Hay más cosas. En la tienda online de la banda era posible adquirir (ahora está agotado) un “disfraz de Freddie Mercury”, que se compone de chaqueta amarilla y pantalón blanco con rayas laterales rojas al precio de 49,99 libras (56,66 euros), que se destinan a la Mercury Phoenix Trust, fundación creada por May, Taylor y el mánager Jim Beach.
Polémica en la película sobre la vida de Freddie
El último titular que ha dado el estirado epílogo de Queen ha sido un contratiempo en la producción de Bohemian rhapsody, la película biográfica sobre Freddie Mercury que estará protagonizada por Rami Malek (conocido por la serie Mr. Robot). Resulta que el director, Bryan Singer, ha dado la espantada. Singer (Superman returns, X-Men), con un largo historial de acusaciones por abusos a menores, había dejado de asistir al rodaje de algunas escenas, alegando que el proyecto estaba acabando con su salud; aunque se dice que su relación con Malek no era precisamente fluida. El estreno de la película está previsto para diciembre de 2018… si es que encuentran nuevo director.
La heredera de Freddie se enfrenta a los fans y May echa gasolina al fuego
Otra de las sorpresas relacionadas con la muerte de Mercury fue el hecho de que dejara la mitad de su herencia (lo que sobró de los fondos que legó, entre otros, a su cocinero, a quien otorgó medio millón de libras) y su mansión Garden Lodge, en Logan Place (Londres), a Mary Austin, su novia de juventud y compañera de toda la vida. Freddie no solo salió con ella, sino que le dedicó Love of my life (1975). Mujer discreta, ha tenido que salir Brian May a aportarnos información: él se la ligó antes, ha revelado. Austin, separada del padre de sus hijos, vive por y para el legado de Mercury, y en continua fricción son los fans. En noviembre, los seguidores del músico se cabrearon cuando ella limpió de mensajes la fachada de la casa y en su lugar puso un letrero en el que prohibía las pintadas.
Versiones entre el respeto y la mofa
Las canciones de Freddie Mercury siguen vivas… aunque no sea él quien las cante. Una de las primeras versiones, y de las más irreverentes, fue la de Bohemian rhapsody a cargo de los protagonistas de la película Wayne's world (1992). En 2009 circuló un vídeo de este mismo tema interpretado… por un ordenador. En 2013, coincidiendo con el estreno de una entrega de la saga de Star wars, la sátira de unos estudiantes se hizo viral. Arrancaba con la leyenda: “Hace mucho tiempo, en un karaoke muy, muy lejano…”. Más serias fueron la versión de The Used de Under pressure (2004) y la clónica de Bohemian rhapsody de Panic! At the Disco (2016) para la banda sonora de El escuadrón suicida.
Barcelona, en el corazón de Freddie
“Barcelona, la música nos unió”, cantaban Freddie Mercury y Montserrat Caballé en la canción oficial de los JJ OO de Barcelona 1992. Y lo que la música unió, ¿que lo separe la independencia? Es un juego inútil elucubrar sobre qué habría pensado un hombre de mundo como Mercury de los movimientos sociales y políticos acaecidos en Catalunya en los últimos tiempos. Si sabemos lo que declaró la también cosmopolita Caballé en 2013: “Cuando has tenido la inmensa suerte de caminar por todo el mundo, te das cuenta de que las hostilidades no funcionan y que los pueblos tenemos que estar unidos, no separados. Las cadenas humanas son para separar. Y si ha habido 1.600.000 personas en una cadena humana de norte a sur, ¿los 7 millones y medio de habitantes que hay en Catalunya dónde estaban?”.
John Deacon, ¿el único del grupo honesto y consecuente?
John Deacon, bajista de Queen, no está participando del esquilmamiento que han organizado sus dos compañeros. Deacon participó en el concierto homenaje a Freddie Mercury en 1992 y también en la interpretación de The show must go on, junto a sus excompañeros y Elton John, en 1997. Después, desapareció del mapa, como si pensara que Queen acabó con la muerte del cantante, como afirman muchos seguidores de la banda. Desde 1997 está retirado y vive de los derechos de autor de las canciones en las que figura como coautor (I want to break free o Another one bites de dust, entre ellas). Las escasas fotos suyas actuales que aparecen en prensa muestran un hombre vestido como un señor mayor (lo es: tiene 66 años), con el periódico en la mano. En 2016, como se aprecia en un vídeo de YouTube, fue reconocido por varios fans en la calle, que le rodearon y le pidieron autógrafos, y él reaccionó absolutamente consternado, llevándose las manos a la cara (no se sabe si de emoción o bochorno) durante 11 largos segundos.
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