Historias enmascaradas
Puede que una fotografía no sea un momento congelado en el tiempo. Quizá solo sea el inicio de una historia. Así parece creerlo la artista francesa Coco Fronsac. Su colección de viejas escenas de familia recrea un mundo de realidad y ficción, pasado, presente y tal vez otro futuro.
FOTOGRAFÍAS FAMILIARES encontradas en mercadillos, que fueron tomadas a finales del siglo XIX y primera mitad del XX, cobran una nueva vida de la mano de la artista francesa Coco Fronsac (1962). Los personajes que un día posaron en bautizos, bodas y comuniones quedan en el olvido como recuerdos anónimos que han perdido su significado original. Fronsac da rienda suelta a su imaginación visual y pinta sobre estos retratos en blanco y negro para reflexionar sobre la vida. En la serie Quimeras y maravillas, que se expone en la galería Voz, en Boulogne-Billancourt, cerca de París, la artista dibuja figuras y máscaras ancestrales de África, América, Oceanía y Asia así como del folclore europeo para meditar sobre la memoria y la identidad.
Pintores como Giorgio De Chirico y Marcel Duchamp son fuente de inspiración para la autora de estas escenas fantásticas, donde las culturas se mezclan y lucen divertidas las diferencias entre la imagen real y sus dibujos. Fronsac potencia y completa sus composiciones con animales extraños, corales marinos y plantas exóticas que pinta de intensos colores para acentuar esa disparidad entre los elementos. Cuando Coco Fronsac abre su caja de fotos antiguas se destapa un fabuloso mundo surrealista marcado por los contrastes que otorgan un aire perturbador a estas obras.
Texto de Carmen Guri
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