Los 10 libros africanos más destacados
El empuje de las escritoras y el aumento de producción literaria han marcado este 2017
Se cierra el año y toca recuento otra vez, al igual que hicimos en 2016. Entonces inaugurábamos lista y lo hacíamos conscientes de nuestra parcialidad y nuestras limitaciones, pero contentos por poder mostrar la riqueza y el atractivo de las letras africanas que, hacía tiempo, nos habían conquistado ya sin remedio. Por eso es imposible limitarnos a una lista. Debemos mencionar también algunos de los momentos más relevantes de la actualidad literaria africana que hemos dejado atrás.
2017 ha sido el año del mandato de Guinea Conakry como Capital Mundial del Libro y hemos celebrado diversos cumpleaños. El 30 aniversario de Las tinieblas de tu memoria negra (Assata Ediciones) del equatoguineano Donato Ndongo y los 10 años de Casa África. Una institución con un catálogo que incluye 63 libros hasta el momento, desde la novela al ensayo, y que continuará con su labor en 2018 acompañada por la revista Altaïr. Dicha colaboración nos ha brindado, como aperitivo, en esta recta final del año La albina del dinero, tercera novela de Trifonia Melibea Obono, una obra que promete y que nos hemos reservado para leer ya el próximo año. Al igual que otras tantas novedades que se han publicado en este mismo mes: Rose Deluge del siempre interesante Edem Awumey (Baile del Sol), la poesía saharaui de Zahra El Hasnaoui Ahmed en El silencio de las nubes (Arma Poética) o lo último de Justo Bolekia.
En este año hemos recibido nuevas literaturas y nuevos rostros. Entre los primeros, las historias LGTBQIA llegadas desde el mundo poscolonial de la editorial Baphala y la antología Afrofuturo(s) que la editorial 2709Books nos ofreció en colaboración con el colectivo panafricano Jalada prologada por Carlos Bajo (Wiriko). Entre los segundos, los nombres de Ayobami Adebayo o Imbolo Mbue (cuyo relato La revocación se ha publicado gracias a la colaboración de las revistas Bawka y Afribuku), la primera vez que se ha podido leer a esta escritora en castellano.
Pero, también tuvimos que decir adiós. A María Nsué, autora recordada sobre todo por Ekomo, quien enfatizaba sobre la necesidad de no olvidar los orígenes, defendiendo la importancia de la tradición, la oralidad y la palabra silenciada. Y a Buchi Emecheta, quien se desvió de los temas sobre los que trataban muchos de los libros de la literatura poscolonial para centrarse en la mujer, reivindicar su lugar y hacer oír su voz. Con el recuerdo de ellas dos cerramos un año en el que descubrimos las letras de mujeres africanas a través de 12 publicaciones inéditas, que sepamos, y seis reediciones (con especialísima mención a Mujer en punto cero, en Capitán Swing, de Nawal El Saadawi, una lectura que nadie debería perderse).
Ahora sí os presentamos la lista que no aparece en orden de preferencia:
1. Volver a casa de Yaa Gyasi. Traducción: Maia Figueroa Evans / Tornar a casa. Traducción: Carles Andreu. También en formato e-book. Editorial Salamandra.
No ha defraudado a casi nadie la primera novela de esta escritora nacida en Ghana y emigrada a Estados Unidos. Se trata de un mosaico repleto de historias, hechos y acontecimientos que abarcan desde el siglo XVIII hasta el comienzo del XXI a partir de la vida de dos mujeres, dos hermanas que serán separadas. Así, una se quedará en África y la otra será llevada a Norteamérica, los dos escenarios por los que van discurriendo sus vidas y las de sus descendientes. Gyasi nos habla de esas conexiones que sobrevuelan el tiempo y el lugar mientras cuenta la historia de una ignominia de la que aún se pagan consecuencias: la esclavitud.
2. Huesos cruzados de Nuruddin Farah (Siruela). Traducción: Eugenia Vázquez Nacarino.
Este auténtico titán de las letras cierra con esta novela su cuarta trilogía, la denominada Pasado imperfecto, que inició con Nudos y continuó con Eslabones, ambas traducidas al castellano por Siruela. El escritor somalí, otro eterno candidato al Nobel, nos sumerge de nuevo en esa tierra tan castigada (y que él tanto ama) a raíz del regreso de Jeebleh, acompañado esta vez de su yerno periodista Malik. Estos se encuentran un país en el que las milicias de Al Shabab intentan someter mediante el terror a los residentes de Mogadiscio. Allí Malik se esfuerza por conseguir un relato objetivo y alejado de clichés sobre lo que se encuentra: la situación política y la piratería.
3. La huelga de los mendigos de Aminata Sow Fall. Traducción: Laura Remei Martínez-Buitrago. Wanafrica.
Se ha colado en la recta final del año la primera traducción al castellano de una pionera de las letras africanas de expresión francesa. Sow Fall está considerada una de las grandes escritoras senegalesas de todos los tiempos. Atesora, además, multitud de premios y reconocimientos (entre otros, el Gran Premio de la Francofonía de la Academia Francesa en 2015 y el Gran Premio literario del África negra en 1980, precisamente por esta novela, su obra más aplaudida). El comienzo de esta breve pieza no puede ser más atractivo; el director del Servicio de Higiene Pública, encarga a su ayudante una misión: liberar la ciudad de los numerosos mendigos, talibés y leprosos que ocupan las calles y que pueden dañar la imagen de un país que comienza a basar su crecimiento económico en el turismo. Sin duda, Wanafrica no podía haber elegido un modo mejor de cerrar un año editorial lleno de apuestas y de aciertos.
4. Tranvía 83 de Fiston Mwanza Mujila (Pepitas de Calabaza). Traducción: Ramón Martín Giraldez / Tram 83 (Edicions Del Periscopi). Traducción: Ana Cassasas Figueras
Una, también, primera novela que llegó a ser finalista del Man Booker International Prize 2016. El congoleño nos sumerge en un "lejano oeste africano" con sus minas y la fiebre poseedora de minerales de sangre. Según sus propias palabras para representar las formas de explotación y neocolonialismo que se dan en África y no solo en el Congo. Ambiente enloquecido, contaminado y lisérgico, desde una novela que trata de mostrar lo necesario que es la literatura para tratar de entender y mostrar lo que se vive. Por muy duro, que lo es, por muy injusto, que lo es, "la literatura puede reestablecer la verdad".
5. Canción Dulce de Leila Slimani (Cabaret Voltaire). Traducción: Malika Embarek
Esta novela parece tenerlo todo. Un argumento que engancha y acaba penetrando como un estilete, con enfoque de thriller y fondo social, desasosegante y contemporáneo, donde muchos se acabarán viendo reconocidos. Además, un premio Goncourt y otro premio más para su traductora: Malika Embarek quien se ha alzado este año con el Premio Nacional a la obra de un traductor y que nos sirve de pretexto para recordar una vez más la importancia de la labor de estas personas.
6. Desplazar el centro. La lucha por las libertades culturales de Ngugi wa Thiong´o. Traducción: Víctor Sabaté / Desplaçar el centre. Traducción: Dídac Gurguí. Ambos de la editorial Rayo Verde.
De nuevo le arrebataron el Nobel a Ngugi, pero a cambio, aún nos frotamos las manos, tradujeron varios libros suyos (No llores, pequeño y El río que nos separa. Editorial Kailas). Entre ellos el conjunto de ensayos que hemos seleccionado para esta lista. En esta ocasión se recogen varias conferencias y textos escritos entre 1985 y 1990. La preocupación de Ngugi por desplazar el centro en dos sentidos, entre naciones (“Lo que se refiere a Occidente se convierte en lo universal, y lo que se refiere al tercer mundo se convierte en lo local”) y dentro de cada nación, ha sido el motor continuo de su obra y pensamiento. La próxima campaña que promoveremos en torno a él ya la adivináis: #NgugiwaThiongoNobel2018.
7. Nubes de lluvia de Bessie Head (Palabrero Press). Traducción: Elia Maqueda
Una auténtica sorpresa la que nos dieron desde Palabrero Press al traducir uno de los primeros textos de Bessie Head. Tuvo la vida de esta escritora, en su conjunto, demasiadas oscuridades impenetrables. Exiliada en Botsuana e instalada en un campo de refugiados, en una situación de pobreza tremenda, escribió esta novela. El protagonista es Makhaya, un héroe atípico que, tal y como nos aclara Ángeles Jurado en el prólogo, “sirve para que Bessie Head exponga los temas que le preocupan: las luchas de poder, las tribulaciones que conviven con la fuerza de la mujer, la espiritualidad, las tradiciones perniciosas” y que “propone nuevos modelos de hombre y de relación en un contexto patriarcal, racista y xenófobo, que deshumanizan al diferente y oprime a la mujer”.
8. Ellas [también] cuentan. Edición y traducción de Federico Vivanco. Casa África y Baile del Sol.
Una antología en la que se ha traducido a 20 escritoras de 11 países africanos de habla inglesa. Divida en tres partes: una dedicada a narrativa, otra a poesía y una tercera parte a ensayo, nos presenta junto a los nombres más conocidos de Minna Salami, Lola Shoneyin, Zoe Wicob o Beatrice Lawkana, a un puñado de escritoras de las que apenas teníamos referencias. Tres generaciones de mujeres que nos hablan desde un caleidoscopio de temas que abarcan desde la cuestión de la identidad, a la situación de exilio, la guerra, la esclavitud o el apartheid. Una muy recomendable manera de comenzar a adentrarse, si no se ha hecho ya, en estas literaturas tantas veces silenciadas.
9. El enigma del pájaro azul de Nii Ayikwei Parkes. Traducción: Magdalena Palmer / L’enigma de l’ocell blau. Traducción: Xavier Pamiés. Ambas de Club Editorial.
Con una historia que nos sumerge en muchos mundos, su protagonista, un médico forense y urbanita, se interna en la Ghana más rural y mágica. Bajo una pátina de novela negra, con grandes dosis de poesía, en la que se mezclan la investigación tipo CSI y el vino de palma, Ayikwei indaga en lo que él denomina “microconflictos”: hijos de esas minúsculas variaciones de vivencias que provocan que gente muy similar acaben no entendiéndose. Escrita en inglés y salpicada de twi, ga y pidgin, la obra incide en la cuestión del lenguaje y en las diferentes caras que muestra el poder: desde el ámbito político, lingüístico, familiar o relacional...
10. Prohibido nacer. Memorias de racismo, rabia y risa de Trevor Noah.Traducción: Javier Calvo. Blackie Books.
Una biografía best seller cierra nuestra lista. Se trata de la infancia recordada del brillante Trevor Noah quien afirma que “ríe cuando está triste”. Con un profundo sentido del humor, que nos hace leer situaciones de verdad desternillantes, se enfrenta a la dolorosa narración de su infancia y juventud, en lo que fue un viaje a su pasado en el que tuvo mucho que desenterrar. En Prohibido nacer nos desvela las dificultades que pasó desde su nacimiento al ser hijo de madre negra de etnia xhosa y de padre suizo en la Sudáfrica del apartheid. Y, ante todo, nos muestra a su madre, una mujer excepcional que le enseñó, entre muchas otras cosas, el enorme poder de la risa.
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