_
_
_
_
Elecciones catalanas
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Turbulencias en la tribu Puigdemont

El expresident humilló a sus jóvenes dirigentes, pero son ellos quienes controlan el partido

Xavier Vidal-Folch
Puigdemont valora, junto a miembros de su equipo, los resultados de las elecciones en Cataluña desde Bruselas.
Puigdemont valora, junto a miembros de su equipo, los resultados de las elecciones en Cataluña desde Bruselas.Virginia Mayo (AP)

Si Cataluña se normalizará o no depende de varias incógnitas: de si el PP y el Gobierno, desplomados, recuperan aliento y son capaces de iniciativa; de la judicatura.

Y de la orientación estratégica que adopte el establishment independentista (Esquerra y PDeCAT/lista Carles Puigdemont). Constatado el fracaso de la unilateralidad y la ilegalidad ¿volverá al marco democrático, para perseguir, esta vez sin vulnerar la ley, el sueño de la secesión?

Más información
Elecciones en Cataluña, últimas noticias
Editorial | Incierto futuro
Análisis | Cataluña ensancha su fractura

Indicios en contra en la primera resaca del 21-D: las enfervorizadas proclamas de victoria republicana y autolegitimismo lanzadas en Bruselas por Puigdemont y su adlátere Toni Comín.

Indicios a favor de recivilizarse: los profusos guiños a los comunes de Xavier Domènech para sumarlos a una nueva mayoría, prescindiendo del radicalismo cátaro de la CUP. “Sumar sensibilidades”, lanzar “políticas sociales”, insinuaba ayer Marta Rovira, la segunda de Esquerra. Moneda implícita de cambio: el apoyo del soberanismo a la minorizada (por indecisión propia) Ada Colau como alcaldesa de Barcelona.

Seguramente esto no fraguará de entrada en una primera investidura. Quizás para luego, aunque es difícil imaginar al senequista Domènech llevando la cartera de Jordi Turull, estrella del pujolismo transformista.

Lo relevante es el designio que abriga el intento de seducción: prescindir del abrazo antisistema cupero (abrupta ruptura sin reforma) y sustituirlo por el apoyo alter-sistema (reformas que aboquen a rupturas más suaves) comunero.

Estos escarceos determinarán la velocidad (y dirección) de la fragua del cemento que eventualmente cohesione la mayoría parlamentaria indepe. Si pura o escabinada, si alucinógena o con, al menos, un pie en el suelo. Involucran tanto a los de Puigdemont como a los de Oriol Junqueras.

Simultáneamente, se dirimirá otra turbulencia. La fricción entre el prófugo de Bruselas con su propio partido (de origen), el PDeCAT, la antigua Convergència.

Puigdemont humilló a sus jóvenes dirigentes (como Marta Pascal y David Bonvehí) distantes de la corrupción del 3%; les ocultó su plan de fuga; les recibió unos minutos; les impuso nombres de su círculo íntimo; les marginó de la lista; nombró coordinadora de la misma a Elsa Artadi, que acababa de romper el carné; fijó —como acendrado carlista— un ideario legitimista y fundamentalista.

Pero aunque su poder simbólico se haya acrecido, los jóvenes controlan el partido (lo que queda del mismo); las finanzas, que van a su nombre; los alcaldes; y buena parte del grupo parlamentario. Y son jóvenes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_