Belleza y surrealismo en las carreteras del Viejo Oeste americano

UNA LLUVIOSA noche de invierno de 1999, estaba en mi casa de Londres viendo un programa de televisión llamado Esto es arte moderno. El presentador conducía por una carretera vacía bajo un cielo azul en pleno desierto cerca de Marfa, en Texas. Hablaba sobre el escultor minimalista Donald Judd. El paisaje era espectacular. Pensé: “Yo quiero estar allí”. En octubre de 2001 volé a Los Ángeles y alquilé un coche con el que atravesé el suroeste americano. Viajé con mi cámara y tomé fotos a lo largo del camino. Fue increíble. Aquellas imágenes fueron el comienzo de este trabajo. Ahora vivo en Nueva York, pero siempre que puedo salgo a la carretera y sigo retratando el Viejo Oeste. Muchas de las fotografías se mueven en la línea entre la realidad y el surrealismo. Busco el desconcierto del observador. Yo no documento Estados Unidos en su totalidad, sino la magia que permanece en sus espacios intermedios, perdidos en mitad de la nada, los más desconocidos.