Carlos Saura y Félix Viscarret, cría cuervos y querrán filmar tu vida
A CARLOS SAURA, uno de los artistas audiovisuales más prestigiosos de España, no le gusta que le llamen maestro. Le parece un término pomposo. Pero Félix Viscarret, cineasta navarro de 42 años, no puede evitar considerarle como tal tras disfrutar desde niño de sus películas. Ahora este último ha dirigido un documental sobre el primero que se titula Saura(s) y donde enfrenta al director de Cría cuervos con su extensa obra, sus recuerdos y también con sus siete hijos. El fascinante resultado está pautado por la relación entre ambos: “Gran cariño, respeto y amistad queda tras esta película”,dice Saura, quien acaba el filme abrazando a Viscarret como a un hijo “adoptivo”, apunta el ganador de tres osos —uno de oro, dos de plata— del Festival de Berlín. Las estatuillas sirven de sujetaventanas en su casa de la sierra madrileña, rodeada de pinos y en cuyo jardín corretean tres perros y un gato.
Saura (Huesca, 1932) recibe a Viscarret en su atiborrado estudio: por todas partes hay carteles de películas, una foto de su amigo Luis Buñuel, cientos de libros (muchos sobre él o escritos por él), una alucinante colección de cámaras fotográficas de todas las épocas y muchos dibujos realizados por este incansable creador, que los bautiza como fotosaurios: justo ahora ultima un retrato que le ha hecho a Félix partiendo de una fotografía que le tomó previamente. “Este regalo va a presidir mi casa”, confiesa emocionado el director de Bajo las estrellas y Vientos de La Habana.
Tras beberse un vaso de horchata y bromear con su hija pequeña, Anna, de 22 años, productora cinematográfica que le ayuda a organizar su agenda, Saura charla con Viscarret alternando afecto, ironía y complicidad. No se conocían antes de poner en marcha el documental. La película es la segunda entrega de la serie Cineastas Contados tras La décima carta, de Virginia García del Pino, sobre Basilio Martín Patino.
“Su idea me pareció simpática, interesante y seria: rodar el documental con mis hijos”, rememora Saura. Así, se produjo el flechazo, pero también cierta reticencia: “Vino al principio con la intención de hacer un Corazón, corazón, pero le dije: ‘Oye, majo, por ahí no, ¿eh?”, ríe Saura. “Llevamos al plató de grabación muchos flexos y una mesa de dibujo como la de su estudio, y proyectamos sobre pantallas imágenes de sus películas y de lo que cuelga de estas paredes”, explica Viscarret. “Yo tengo la sensación de que Saura(s) es un filme de ficción con unos actores contratados que interpretan la historia de un posible Carlos Saura, y no sé si es verdad o mentira ese personaje: desde ese punto de vista me gusta mucho la película, donde yo hago una participación estelar”, continúa un bromista Saura. “Salió a relucir su pudor aragonés a la hora de enfrentarse a un largometraje, pero fue muy generoso al prestarse a este juego, aun sabiendo que otro director iba a dar forma al filme, que está estructurado para abordar temas como la paternidad, el paso del tiempo y cómo compaginar vida y trabajo”, añade Viscarret. “Carlos me animó a incluir también el proceso de rodaje, con ese tira y afloja entre su visión de la vida y la mía: me hizo ver que así la película ganaría frescura, pues yo iba con un planteamiento rígido y él me enseñó a disfrutar con los imprevistos que se van produciendo”.
A sus espléndidos e hiperactivos 85 años, Saura recibe en enero la medalla de oro de EGEDA (entidad de gestión de los productores audiovisuales). En breve viajará a México, con su cámara de fotos, para localizar escenarios de su próxima película, El rey de todo el mundo, una ficción musical donde volverá a contar con Vittorio Storaro, director de fotografía de sus filmes Flamenco, flamenco y Tango, entre otros: “Le ha dicho que no a Woody Allen para venirse conmigo”, presume el cineasta, que también rodará el próximo año una película sobre Picasso y el Guernica que protagonizará Antonio Banderas.
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