Arte y cultura contra el miedo
Debemos tener confianza en nuestra cultura y despojarnos del miedo que todo lo destruye y que solo favorece a ciertos intereses
TRANSEUROPA es un festival transnacional donde se integra el debate sobre temas concretos desde los enfoques artístico, cultural y político. Se organiza desde 2007 a través de una estructura de eventos descentralizada en más de una docena de ciudades europeas y la edición 2017 ha sido en Madrid.
Los ejes temáticos de este año eran tres, uno especialmente interesante para mí, el de las ciudades como refugio. Ciudades que acogen a los que vienen de fuera y en las que se respetan los derechos humanos. Y tuve la suerte de que me invitaron a participar en un debate muy interesante con otras tres personas increíbles dedicadas todas ellas a narrar este concepto de las ciudades refugios y de los refugiados de otra forma, usando el arte y la cultura como una herramienta política.
Y es que, como dijo la maravillosa Rasha Shabaan, se necesita arte y cultura para romper el miedo que nos atenaza y para romper los muros de prejuicios que tenemos en nuestra mentes. Rasha lidera una proyecto alucinante en Suecia llamado IHopP, nombre compuesto por las palabras suecas hipo (juntos) y hopp (esperanza). En él se usa una narrativa digital para contar las historias de gente entre la que hay personas que ya estaban allí y personas que han llegado nuevas. Durante un minuto, las protagonistas hablan de sus sueños, de sus viajes, de su familia, de sus aspiraciones. Historias sencillas cargadas de vidas, todas ellas tan diferentes y todas ellas tan esencialmente similares.
Proyectos como el de Rasha dan voz a los que no la suelen tener, como es el caso de las personas que llegan nuevas a nuestra vecindad. Pero a veces también hace falta poner nuestra voz, si la tenemos fuerte, para reivindicarlas. Eso hace desde hace años el fantástico Oliver Ressler, un artivista y cineasta con mayúsculas. Algunos de sus trabajos son instalaciones en el espacio público para promover mensajes de derechos con mucha carga política, como la instalación "racismo institucional” compuesta por una tela gigante alrededor del palacio de la ópera de Viena con un texto denunciando las deportaciones de inmigrantes sin papeles ejecutadas por el gobierno austriaco.
Siempre usando el arte como conductor de la narrativa contamos historias, denunciamos situaciones e intentamos llegar a la opinión pública con nuevas formas de expresión. Yo hablé, entre otras cosas, del proyecto BORDËRless, una propuesta que pretendía dar respuesta a “soluciones arquitectónicas para refugiados”, un concurso de ACNUR con IKEA. Nosotros estimamos que lo más útil arquitectónicamente era desmontar las vallas e hicimos un manual exactamente igual a los de IKEA explicando como hacerlo, con datos reales sobre todos sus materiales. Quedamos en el puesto 614 de 631 propuestas. Ganaron unas casas de cartón y unos carritos de comida rápida. Queda tanto por hacer y tanto por explicar…
En cualquier caso, si algo quedó claro, y así lo concluía nuestra moderadora la artista Margarita Tsomou, es que el arte y el diálogo intercultural son la base para conseguir un futuro más rico. No puedo estar más de acuerdo. Como decía Rasha, tenemos que crecer todos juntos, no podemos tener una Europa fuerte si nuestros vecinos no son fuertes también. Necesitamos un mundo diverso y fuerte, con personas que se hablan, se respetan y se mezclan. Tenemos que tener confianza en nuestra cultura y despojarnos del miedo que todo lo destruye y que solo favorece a ciertos intereses.
Sí, la cultura y el arte son ahora, más que nunca, indispensables.
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