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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La lucha contra las ENT puede ayudar a evitar sufrimientos innecesarios y a alcanzar la cobertura sanitaria universal

Los Gobiernos pueden motivar e incluso obligar al sector privado a priorizar la salud por encima del beneficio económico

Estudiantes chinos con sobrepeso en Pekín.
Estudiantes chinos con sobrepeso en Pekín.Kevin Frayer (Getty Images)
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El empeño de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por velar por la atención sanitaria y la buena salud de todos precisa urgentemente la ampliación del alcance de las medidas que se aplican a escala nacional y mundial para luchar contra las enfermedades no transmisibles (ENT) y contra los factores de riesgo de morbilidad y muerte vinculados que afectan a tantas personas en todo el mundo.

Cuando hablamos de medidas nos referimos a intervenciones coordinadas y dirigidas desde las más altas instancias de gobierno que incorporen los problemas de salud pública en la elaboración de todas las políticas, desde el comercio y la economía a la educación, el medio ambiente y el urbanismo.

Evidentemente, estas intervenciones deben trascender los marcos gubernamentales e implicar a la sociedad civil, el ámbito académico, los empresarios y otras partes interesadas con el fin de promover la salud desde las ciudades y los suburbios hasta las comunidades rurales remotas.

No obstante, la iniciativa debe partir de los Gobiernos. Son ellos quienes llevan el timón y pueden motivar e incluso obligar al sector privado a priorizar la salud por encima del beneficio económico, sobre todo en el caso de las industrias que fabrican productos que atentan contra la salud de las personas en todo el mundo.

Sin embargo, suele plantearse la pregunta de cómo alcanzar ese objetivo cuando la epidemia de ENT ha adquirido unas proporciones tan grandes (40 millones de muertes anuales, es decir, el 70% del total, entre ellas las de 15 millones de personas de entre 30 y 69 años) y cuando los intereses creados son tan fuertes.

La respuesta es, por un lado, prevenir la exposición a los factores de riesgo de las ENT, como la exposición al humo de tabaco, el consumo nocivo del alcohol, la inactividad física, la dieta no saludable y la contaminación del aire y, por otro lado, proporcionar una cobertura sanitaria universal para velar por que todas las personas puedan acceder a servicios preventivos y curativos sin caer en la pobreza.

La ENT causan 40 millones de muertes anuales, es decir, el 70% del total

La Organización Mundial de la Salud ha elaborado una lista de medidas de probada eficacia y coste asequible para mejorar la atención y el tratamiento de las ENT, que incluye, entre otras, la priorización de los medicamentos esenciales y el asesoramiento y atención a las personas que padecen una ENT, con independencia de su lugar de procedencia y del dinero que tengan en el bolsillo.

Además, la OMS ha recomendado prevenir las ENT mediante leyes que establezcan medidas como las siguientes: fijar un nivel máximo de sal y de azúcar en las bebidas y los alimentos elaborados cuyo consumo multiplica los casos de enfermedades cardiovasculares y diabetes y que, a menudo, son más baratos que los alimentos más saludables; prohibir la comercialización, la publicidad y la promoción del tabaco, así como el consumo de este producto en los lugares públicos y los entornos de trabajo cerrados; y gravar el tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas, una medida que no solo ayuda a reducir el consumo de estos productos perjudiciales para la salud, sino que también genera ingresos que se pueden invertir en prevenir y tratar enfermedades.

En la Asamblea Mundial de la Salud de este año, los Gobiernos aprobaron un conjunto actualizado de "inversiones óptimas" y otras intervenciones recomendadas para prevenir las enfermedades no transmisibles en el marco del Plan de acción mundial para la prevención y el control de las ENT 2013-2020.

Al aplicar estas medidas, los Gobiernos no solo protegerán la salud de sus ciudadanos, sino que les ayudarán a ser más fuertes y productivos. Además, reducirán el gasto sanitario y obtendrán ingresos a través de los impuestos sobre el tabaco, el alcohol y las bebidas azucaradas que se podrán destinar a alcanzar la cobertura sanitaria universal.

La probabilidad de morir prematuramente por cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes o accidente cardiovascular se redujo en un 17% entre 2000 y 2015

Tanto estas medidas como las acciones necesarias para hacer realidad las políticas son cuestiones centrales de la Conferencia Mundial sobre las ENT que organizan conjuntamente la OMS y la presidencia de Uruguay en Montevideo, que cierra sus puertas este viernes.

Esta conferencia es importante por muchas razones. Uno de sus aspectos esenciales es su énfasis en mejorar la coherencia de las políticas para prevenir y tratar las ENT. Además, este encuentro permitirá hacer un balance de los progresos realizados en los países antes de la Reunión de Alto Nivel sobre las ENT de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebrará en 2018.

Se han logrado avances en varios aspectos. Por ejemplo, la probabilidad de morir prematuramente por cáncer, enfermedades cardiovasculares, diabetes o accidente cardiovascular se redujo en un 17% entre 2000 y 2015. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer para alcanzar las metas mundiales de reducir las muertes por ENT entre los menores de 70 años en un 25% de aquí a 2025 y en una tercera parte de aquí a 2030.

Es fundamental cambiar el paradigma de las ENT. La lucha contra estas enfermedades —y la mejora de la salud en general— no puede consistir meramente en suministrar medicamentos a los hospitales y formar a profesionales sanitarios. Las políticas fiscales son responsabilidad de los ministerios de Hacienda. Los acuerdos comerciales regulan la importación y la exportación de bebidas de alimentos perjudiciales para la salud. Los ministerios del medio ambiente han de encargarse de eliminar la contaminación del aire que respiramos, y las escuelas deben ocuparse de que nuestros niños aprendan, entre otras cosas, qué deben hacer para mantenerse sanos.

Ya no podemos conformarnos con decir que las ENT son un problema de los países ricos, que la regulación de las empresas es demasiado compleja y que la responsabilidad recae en las personas, que deben informarse de cuáles son los alimentos saludables. A partir de ahora cabe esperar que nuestros Gobiernos establezcan como norma la elección más saludable para sus ciudadanos, y debemos ayudarles a hacerlo. Esperamos con interés reunirnos con los dirigentes de los Gobiernos en Uruguay para examinar las formas que permitan lograrlo.

El dr. Tabaré Ramón Vázquez es el presidente del Uruguay, y el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus es el director general de la Organización Mundial de la Salud.

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