¿Cuánto contamina un logotipo?
Todo deja una huella de carbono y la tinta usada para el diseño de identidad corporativa no es una excepción. Pero puede aligerarse
¿Se ha planteado cuánto le cuesta al planeta el logotipo de su marca favorita? Da igual que sea una marca de lujo o de gran consumo. La tinta tiene un coste: en euros y en huella de carbono.
Según Álvaro Sobrino, director de la revista Visual y una de las mayores autoridades en materia de diseño gráfico en España, “por lo general cuando le planteas el diseño de un logotipo a una empresa se prioriza la imagen de marca. Que lleve más o menos tinta o que sea monocromo no es algo que se plantee en términos de dinero. Si refleja la identidad de la firma, se da por válido. Dentro de los costes globales de poner un producto en el mercado, lo que se gaste en tinta es casi insignificante. Otra cosa es que tal vez deberíamos plantearnos todos si eso es sostenible".
Quien sí se han planteado el impacto que tiene sobre el medio ambiente la ingente cantidad de tinta de todo lo que nos rodea es Ecobranding Design. Este proyecto no afiliado a ninguna marca ha analizado cuánto se ahorrarían el planeta y las empresas simplemente aligerando los logotipos de tinta. Bajo el lema Transforma el diseño de tu marca para ser más ecológico y más económico llegan a la conclusión de que a menor cantidad de tinta, no solo se ahorra en los productos químicos de la impresión. También se gastan menos megas de almacenaje y menos energía para reproducirlo.
"Dentro de los costes globales de poner un producto en el mercado, lo que se gaste en tinta es casi insignificante. Otra cosa es que tal vez deberíamos plantearnos todos si eso es sostenible", (Álvaro Sobrino, director de la revista Visual).
El ahorro, según el tipo de diseño y la parte de color que se elimine, puede suponer entre un 10% y un 40%. Se han puesto manos a la obra tomando logos sobradamente conocidos y dejando poco más que su silueta. Y han calculado el ahorro con sus nuevos diseños. La M de McDonald’s llevaría un 35% menos de tinta, un 24% menos el swoosh de Nike y hasta un 38,57% el de Starbucks.
El proyecto para lograr eco empresas con una imagen corporativa más sostenible va más allá del logotipo. Apuntan a la necesidad de buscar tipografías estilizadas que gasten menos tinta, así como aligerar la cantidad de colores o elegir una iconografía más pequeña para el logotipo, jugando con los blancos o con las imágenes cortadas en vez de poner un elemento completo como símbolo de la empresa.
“Aún queda mucho camino por andar en materia de lograr un diseño eco sostenible. Por ejemplo, la mariposa amarilla de Gas Natural es uno de los más complicados de reproducir. Para que salieran bien los colores había que imprimirla en siete tintas, pero jamás se plantearon pasarla a blanco y negro porque esa imagen es una de las más reconocibles del mercado”, apunta Sobrino.
Frente a las corporaciones que siguen apostando por una imagen colorista, otras como Apple que en unos años han pasado de tener una manzana multicolor a un logo discreto, monocromo y cada vez más pequeño. “Dudo que lo hagan pensando en el planeta. Más bien es como identidad de marca, diferenciación en el sector y un guiño a su usuario. El logo es pequeño, pero luego compras el producto acompañado de un superpackaging, con embalajes enormes, cartones de alta calidad e impresión a todo lujo en el interior. No parece que el ahorro les obsesione”.
"La contaminación no es sino los recursos que no sabemos recolectar. Dejamos que se pierdan en la atmósfera porque no somos conscientes de su valor", (R. Buckminster Fuller, arquitecto).
Tal vez la clave para imprimir y no arruinar el planeta más aún sea el reciclaje. Una start up india ya fabrica tinta a partir de las partículas de carbón de los tubos de escape y las chimeneas. Lo hacen con un sistema llamado Kaalink que almacena esas partículas antes de que se expulsen a la atmósfera y las encapsula en instrumentos de escritura.
Entre sus creaciones, un bolígrafo con punta de 0,7 mm cuya tinta equivale a unos 40 minutos de combustión de un coche diésel. Un rotulador grueso de 15 mm da una segunda vida a los residuos de la combustión de un diesel durante 130 minutos. Con este sistema, Graviky, que así se llama la empresa, ha logrado reciclar 1,6 trillones de litros de aire. No acaba con el problema, pero al menos, no pone más sustancias tóxicas en circulación. Y hace buena la mítica frase del arquitecto R. Buckminster Fuller: “La contaminación no es sino los recursos que no sabemos recolectar. Dejamos que se pierdan en la atmósfera porque no somos conscientes de su valor”.
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