Las mujeres del surrealismo, ni musas, ni niñas, ni esposas
SUS BIOGRAFÍAS la describen como la última esposa de Max Ernst, su viuda, pero la trayectoria de Dorothea Tanning (1910-2012) tiene algún que otro punto más que reseñar. Nacida en EE UU, vivió casi tres décadas en París, adonde marchó en busca de la vanguardia que había cautivado su imaginación en el MOMA. Somos plenamente libres, en el Museo Picasso de Málaga, recoge trabajos de mujeres del círculo surrealista que, como ella, han sido relegadas a notas al pie de la historia.
Otra apuesta de la semana:
http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/diana-krall-jazz/
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