La gran trampa
En su fanatismo, los dirigentes catalanes están dispuestos a decir lo que haga falta aunque sus argumentos carezcan de credibilidad alguna
Las falacias, mentiras y las frases o slogans huecos de contenido son las armas con las que los interesados dirigentes catalanes hoy instalados en el poder de la Generalidad de Cataluña intentan imponer a través de manifestaciones callejeras su grotesca independencia.
Con ello insultan a una gran parte del pueblo catalán tomándolos por tontos, ignorantes e incultos. Sin vergüenza alguna están lanzados a conseguir su meta importándoles muy poco las nefastas consecuencias que tendría para Cataluña.
Resulta muy curioso que partidos como CUP, Esquerra Republicana y PDE Cat, este último residuo de la que fue Convergencia Democrática de Cataluña, con puntos de vista tan diferentes entre sí, hayan decidido formar un grupo tan heterogéneo pero con un solo objetivo: conseguir su anhelada e interesada independencia.
Una hipotética independencia de Cataluña les permitiría, ya han demostrado sus métodos, a ellos, a los Pujol y delincuentes confesos como Macia Alavedra, Prenafeta y otros hacer y deshacer impunemente dentro de un nuevo régimen político. La consecución de la independencia de Cataluña les facultaría estar al margen de Hacienda y Justicia.
Muchos paisanos míos tienen el convencimiento que el independentismo de los dirigentes catalanes si bien pudo haber tenido un origen ideológico hoy se ha convertido en una dramática necesidad. Por ello, en su fanatismo, están dispuestos a decir lo que haga falta aunque sus argumentos carezcan de credibilidad alguna.
Miembros muy destacados y respetables del PSOE que piensan en el bien de España, han declarado públicamente, en un gesto de responsabilidad política que les honra, que están en contra de ese golpe de Estado que ese grupo tan heterogéneo quiere llevar a cabo con características bolcheviques. La gran mayoría del pueblo catalán reconoció y sigue reconociendo con agradecimiento lo que en el año 1977 bajo la Jefatura del Estado de Juan Carlos I se consiguió: una democracia que concilió a todos los ciudadanos de España en paz y concordia.
¿Han reflexionado los ciudadanos de Cataluña sobre la verdadera razón e interés demostrado por esos partidos tan heterogéneos entre sí al obstinarse en separarse de España a través de un golpe de Estado? ¿Qué pretenden?
“Votemos para ser libres”. Esa es una frase sin consistencia alguna. ¿Por qué no precisan que clase de libertad quieren? La democracia Española instaurada hace 40 años está en serio peligro.
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