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Groove 2013, el ritmo tiene sus normas

Leandre Escorsell

Rubén Díaz y Orlando Lumbreras son Rubor Viticultores. Ellos reconocen y transmiten con sus vinos la cadencia de la tierra y las uvas en Gredos.

ES EL CORAZÓN de una tierra que palpita con el carmesí de la uva y la oscuridad de las viejas raíces. La garnacha se expresa en Groove 2013 con un ritmo lento, preñado de matices. Los dedos de la planta bajan lentos, llegan a la intimidad del granito, la perforan y se la comen. Esa energía primordial sube llamada por la luz, llega a los pámpanos y, sangre oscura de la tierra, se mezcla con la savia de la planta: la clorofila se convierte entonces en hemoglobina. Es un rojo austero y reposado, símbolo oculto de las procesiones que hacen posible las cosas de la naturaleza: este vino posee los frescos del amanecer, los vientos de un mar lejano que fue agua y ahora es tierra, y los calores del anochecer. Es tinta de la tierra con la que manos sensibles escriben un renovado libro de la vida con letras de brezo y abejas, de picotas y de flor de violeta.

Ficha técnica. producto de España, 15%. Es garnacha vieja de Cebreros (Ávila), que vive en suelo pobre de arena granítica. La uva se despalilla a mano, fermenta libre en grandes tinos con algo de raspón y cría en barricas de 500 y 200 litros. Tras ser embotellada, reposa varios meses en bodega. Precio: 18 euros aproximadamente.

Sensaciones. El debate entre la hiedra y el laurel, entre Apolo y Baco, entre la contención bella de un claustro románico y la explosión de sabores de una fermentación con cerezas.

A través del cristal. En una bandeja de Luzio, pez de madera de Matèria. Copa The First de Zwiesel 1872, de Schott Zwiesel.

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