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Rajoy admite no escuchar ni a su Rajoy malo ni a su Rajoy bueno

El Rajoy bueno y el Rajoy malo insisten en dar su opinión a Rajoy, pero Rajoy solo se escucha a sí mismo.
El Rajoy bueno y el Rajoy malo insisten en dar su opinión a Rajoy, pero Rajoy solo se escucha a sí mismo.

EN UNAS DECLARACIONES inéditas, Mariano Rajoy, presidente de España, ha admitido que no escucha ni al Mariano Rajoy en miniatura que aparece en su hombro derecho y le aconseja ser bueno ni tampoco al Mariano Rajoy pequeñito que aparece en su otro hombro y le aconseja hacer cosas malas y egoístas. “Yo solo me escucho a mí”, ha admitido. Hasta ahora, todos los altos políticos han atendido a sus réplicas en miniatura vestidas de diablo o de ángel a fin de tomar las decisiones relevantes que conllevan sus cargos. “Hay un Rajoy bueno y hay un Rajoy malo, pero ninguno de los dos toma decisiones. El diablillo está todo el día ‘ñi ñi ñi’ y el otro es peor porque toca el arpa, pero un político no debe hacer caso a ninguno de los dos bandos porque ambos son negativos”, ha insistido el presidente. “Oiga, yo no tengo tiempo de escuchar a todo el mundo y prefiero fiarme de mi propio criterio, no me caso con nadie”.

Consejos prácticos

Pasos para saber si tu nuevo despacho, en el que te acaban de recolocar, es en realidad el armario de mantenimiento.

1. Tu jefe te aseguró hace poco que te recolocaría en un sector “en constante movimiento”, y se rio al decir esto y luego hizo el gesto de barrer.

2. En la puerta, debajo del folio en el que pone a bolígrafo “Auxiliar de dirección”, puede leerse una placa bien impresa en la que pone “Almacén de mantenimiento”.

3. ¿Hay un escritorio? ¿Tienes sitio para estar sentado o tienes que estar de pie todo el tiempo porque hay demasiado poco espacio? ¿Hay una cantidad sospechosa de rollos de papel higiénico?

4. El ordenador que hay es amarillo y aunque tecleas muy fuerte no aparece nada en la pantalla y, si no fuera porque te han dicho: “Este es tu ordenador”, dirías que en realidad es una bayeta.

5. Fermín, el que te han dicho que es tu nuevo ayudante, ¿tiene el pelo ensortijado y húmedo? ¿Está demasiado delgado? ¿Habla muy poco? ¿Tiene siempre la cabeza metida en un cubo de agua sucia? ¿El equipo de limpieza viene a buscarlo varias veces al día? ¿Se muestra voluntario para recoger los cafés que se caen al suelo accidentalmente? Si las respuestas son afirmativas, es posible que Fermín sea en realidad una fregona, lo que es un indicio de que estás en el armario de mantenimiento.

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