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‘Ángeles’, entre luces y sombras

Esta semana se ha cerrado la lista para el desfile de Victoria's Secret, en la que no están Irina Shayk y Kendall Jenner. Un club del que algunas profesionales reniegan

Las modelos Bella Hadid, Blanca Padilla y Adriana Lima.
Las modelos Bella Hadid, Blanca Padilla y Adriana Lima.GETTY IMAGES
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Quedan alrededor de tres meses para que se celebre el desfile de Victoria's Secret 2017, pero la colosal maquinaria de marketing en la que se ha convertido el show de moda más visto del mundo —se emite en más de 190 países—, funciona ya a todo gas. En sintonía con sus planes de expansión en China, la firma de lencería confirmó esta semana que el evento se trasladará a Shanghái, donde a comienzos de año abrieron una tienda insignia. La fecha de emisión —que no la del desfile, que siempre tiene lugar algunos días antes— será el 28 de noviembre y, según la web models.com, pisarán la pasarela 61 modelos: 14 ángeles con contrato (embajadoras oficiales de la marca), 31 reincidentes y 16 debutantes. Entre los nombres más conocidos están las brasileñas Adriana Lima y Alessandra Ambrosio, las más veteranas tanto en edad —ambas con 36 años— como en número de apariciones; las hermanas Gigi y Bella Hadid; o Blanca Padilla, la primera modelo española que repite experiencia. Entre las ausencias llamativas destacan Kendall Jenner, que ha fichado por la firma rival La Perla, e Irina Shayk, robaescenas de la edición 2016 al dar a conocer su embarazo sobre la pasarela.

Entrar a formar parte de este club de élite está considerado el sueño de cualquier modelo, aunque el prestigio de la marca no sea comparable al de las grandes casas de costura que presentan sus colecciones en el calendario oficial. ¿A qué responde entonces ese anhelo? El motivo más obvio es económico. Nueve de las modelos que desfilaron en 2016 están entre las 20 mejor pagadas del mundo y, según Forbes, los contratos de los ángeles más veteranos son de siete cifras, aunque los fichajes más recientes se moverían en un rango mucho más bajo. Pero el verdadero premio gordo es la notoriedad: salvo raras excepciones, portar las codiciadas alas es un pasaporte directo al estatus de supermodelo, y la publicidad y el nivel de exposición que genera este enorme espectáculo se traducen en más contratos, más desfiles, más editoriales, más seguidores en las redes sociales. Lo aseguró Ed Razek, director de marketing de Victoria's Secret, en la revista de The Telegraph: “Es la mayor plataforma del mundo para una modelo, puede cimentar una carrera”. “Te conviertes en tu propia marca”, declaró el ángel Stella Maxwell al mismo periódico.

Dice un conocido adagio que cada vez que suena una campana, un ángel consigue sus alas, pero esto no se aplica a las de Victoria's Secret. Al último casting, celebrado en Nueva York en agosto, se presentaron unas 400 aspirantes. Excepto las que ya tienen contrato con la marca, todas han de participar en un proceso de selección donde, una vez que el físico espectacular se da por hecho, se busca la capacidad de proyectar personalidad. Lo detallaba el veterano director de casting, John Pfeiffer, en la web del Vogue norteamericano: “Buscamos alguien que capture la atención, que destaque entre la multitud. Quien no lo consiga en esta habitación, difícilmente va a lograrlo sobre la pasarela”.

Desde su primer desfile, un discreto evento en el Hotel Plaza de Nueva York en 1995, el perfil de las modelos participantes ha evolucionado según los cánones imperantes —siempre dentro de la estética alegre, hiperfemenina y sexy que es marca de la casa—, aunque, según sus críticos, no a la velocidad suficiente. Lastrada por las acusaciones de falta de diversidad desde sus inicios, hubo que esperar a 2016 para ver a tres modelos negras desfilar con su pelo corto y afro al natural. De las elegidas en 2017, menos de la mitad son de raza blanca, pero cada vez más voces sugieren que se abra también la puerta a modelos trans o plus size (en 2015, una campaña de lencería titulada #ImNoAngel e ideada por la modelo de tallas grandes Lane Bryant aludía a ello explícitamente).

Dietas

También se ponen en entredicho cada año las dietas extremas y los durísimos entrenamientos físicos a los que las chicas se someten antes del día D. Erin Heatherton, exángel, habló en Motto, una web de la revista Time, de la presión física y psicológica que le supuso intentar perder el peso que, según la marca, le sobraba: “Llegué a un punto en el que una noche, al llegar a casa después de entrenar, me quedé mirando la comida y pensé que quizá lo mejor sería sencillamente no comer”.

Pese a todo, el despliegue de poder que supone el desfile de Victoria's Secret, con su escuadrón de diosas, sus actuaciones musicales de superestrellas, sus historiados estilismos, sus sujetadores con piedras preciosas y su escenografía delirante ya es parte de la cultura popular de nuestro tiempo; la prueba está en que, cada año, 800 millones de pares de ojos contemplan fascinados su batir de alas.

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