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Masia Carreras blanco 2014, escribir sobre arenisca

fotografía de Leandre escorsell Estilismo de Anna Vallès

LOS QUE eligieron vivir en las Alberas, hace miles de años, se adaptaron a un suelo pobre de arena granítica o pizarra; supieron convivir con la tramontana, a veces amable, otras hostil; y aceptaron sonrientes el regalo del mar cercano. Construyeron y escribieron su historia sobre piedra arenisca: se desmorona, sí, pero el paso del tiempo les ha dado la razón. Los Fabra, en su Masia Carreras (Sant Climent Sescebes, Girona), transmiten esa tradición milenaria en vinos fieles al terruño y al carácter de sus uvas. Masia Carreras blanco es una síntesis de primavera verde y verano sediento. Asoman flores secas de camomila, avellanas tostadas y mantequilla con cilantro. Pero las aspas del molino empiezan a girar lentamente: cuerpo y densidad, pero también movimiento y propiedad. El sol en la copa y la serenidad del atardecer en la boca. El viento y la luz debaten quién perfila mejor uvas y cepas.

Ficha técnica

Celler Martí Fabra, Masia Carreras blanco 2014.

DO Empordà, 14%. Viejas cepas de más de 70 años producen este vino, reflejo puro de un viñedo: garnacha blanca y gris, cariñena blanca y tinta, picapoll sobre arenisca granítica. Agricultura tradicional, fermentación y reposo del vino en barricas de roble francés durante 12 meses. Precio: 15 euros aproximadamente.

Sensaciones

La arena del granito se deshace, es ávida y escueta, seca y sedienta, pero da a sus vinos una frescura impensada. Alma verde tejida por pámpanos que protegen la fruta renovada de una madera vieja.

A través del cristal

Sobre una bandeja de latón, boles de cerámica y servilleta, todo de Jaime Beriestain. Copa Fantasy, con relieve, en cristal soplado a mano de Vista Alegre.

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