Los asientos de la RAE serán eyectables para cuando Pérez-Reverte entre en cólera
LA RAE ha dotado a los sillones de los académicos de un sistema que permite que estos salgan disparados hacia el techo en caso de emergencia, pensando en los arrebatos de cólera de Arturo Pérez-Reverte. “Con esa espada toledana tendremos un susto, don Arturo”, señaló el director de la entidad la semana pasada, después de una discusión sobre una tilde que acabó en duelo al amanecer.
Pulsando un botón rojo, será posible escapar de cualquier situación comprometida, salvo que Pérez-Reverte se acerque con sigilo y por la espalda. “Deberían de haber instalado estos sillones antes”, declaraba un académico. “Deberían de’ indica suposición, no obligación, rata infecta”, le corrigió Pérez-Reverte, antes de que el compañero saliera disparado a 60 kilómetros por hora.
¿Qué ocurre en el cerebro de un camarero cuando pides la cuenta?
Se trata de un mecanismo mental muy complejo.
1. El contacto visual: el camarero hace un barrido de todas las mesas. Esto puede llevarle dos o tres horas, dependiendo de la cantidad de mesas que haya.
2. Procesamiento de información: el nervio óptico transmite al área occipital del cerebro la información recibida y en ella se discrimina el ruido de los datos relevantes. Por el camino se pierden datos, generalmente los que tienen que ver contigo.
3. Interpretación de la información: el camarero tiene que dar significado a la imagen de tu mano agitándose y dibujando cosas en el aire. Puede tardar entre cinco y siete horas. Aunque “traiga la cuenta” es la respuesta, a veces el camarero cree que tu gesto significa “hay una avispa” o “se me ha dormido el brazo”.
4. Gestión de tareas: si hay suerte y tu gesto es captado, procesado y comprendido, entonces pasa a la lista de tareas pendientes. A veces, la sobrecarga de información obliga a vaciar la memoria a corto plazo. Tu petición puede perderse por el camino.
5. Cambio de turno: el camarero elimina toda la información recopilada, procesada e interpretada y el proceso debe reiniciarse con el camarero que lo sustituye.
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