El pacto de Inés Arrimadas y ‘Suiti’
INÉS ARRIMADAS se evade de la agitada actualidad catalana en los bosques de Ripoll (Girona), donde vive su suegra. La presidenta de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña dice que la naturaleza la ayuda a “desconectar de Barcelona”. Ella y su marido, Xavier Cima (exdiputado de Convergència), van allí todos los fines de semana que pueden. Es decir, siempre que la agenda de la diputada se lo permite. Allí les espera su perra, Suiti. Esta pinscher de nueve años era de su marido cuando Arrimadas lo conoció, en 2013. “La adopté encantada y nos llevamos muy bien, pero es evidente que quiere más a Xavi”, dice. Algunas mañanas, después de salir los tres a correr, se acurrucan en el sofá. La perra se sienta entre los dos. Y si se besan, ladra. “Se pone celosilla”.
Arrimadas había tenido gatos de niña, en casa de sus padres, en Jerez de la Frontera. La última fue Wind (viento en inglés), que estuvo con ella de los 10 a los 18 años, cuando se fue a estudiar Derecho a Sevilla. No había vuelto a tener mascota hasta que Suiti llegó a su vida. Y aunque sigue sintiéndose más felina (“son más independientes”), ha aprendido a querer a los perros. “Si paso dos semanas sin verla, la echo de menos”.
Como ella, su partido defiende la integración social de las mascotas. Este año presentaron en el Congreso de los Diputados la propuesta (aprobada por unanimidad en febrero) para que los animales de compañía dejasen de ser “cosas” en el Código Civil. “Ya era hora de que las leyes reflejasen lo que para muchos representan. Es difícil explicar lo que les llegas a querer, pero cualquiera entiende que es imposible compararlos con una cafetera”, dice la política, de 35 años. “Para mí, Suiti es una más de la familia”.
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