Quim Gutiérrez: “Sé que si llueve en un festival me voy a meter en el fango”

Cuando Quim Gutiérrez (Barcelona, 1981) jugaba al baloncesto en el instituto veía vídeos de Allen Iverson y Penny Hardaway para imitar los movimientos de unos tíos que jugaban de manera diferente. Un poco más mayor, se fijaba en Steve McQueen y le gustaban sus jerséis altos y de color camel y el corte de los pantalones, aunque “no tenía huevos a llevarlos”. El ganador del Goya a mejor actor revelación en 2007 por Azuloscurocasinegro y aficionado a la moda se asoma a Los Ángeles cada vez que va a un festival de música para llevar un estilo roquero-californiano. Y si toca un evento más formal, echa un vistazo al blog Sartorialist, porque le gusta cómo Scott Schuman retrata a gente mayor. Su físico lo trabaja a las cinco y media de la mañana. El estilo, durante todo el día.

¿Es más importante el físico o la manera de vestir? Lo que llevas puesto es más importante. Aunque más que la ropa, tener un criterio, que exista armonía en lo que llevas. Si más o menos estás satisfecho con tu físico ya hay poco que hacer. La forma de vestir, en cambio, es un reflejo de la personalidad. Es un arma que si se juega bien es casi una forma de ver la vida. Y no hace falta ser estrafalario. Me gusta más la simplicidad, pero con armonía.

Antes los actores no seguían la moda, eran como agentes externos, ¿esto ha cambiado? El interés individual por la estética es el mismo, pero las circunstancias que rodean a la industria han cambiado. Antes los actores eran muy reacios a entender la parte de promoción como el colofón a la película. Ir a los programas bien vestido, hablar bien. Este concepto un poco añejo de hacer show business es clave para crear conciencia en el espectador. Por otro lado, con las redes sociales se puede rentabilizar la presencia estética. Puedes aparecer en campañas, ir a eventos por los que te pagan. Si te pagan por ir bien vestido sería de tontos no hacerlo.

¿Te molesta la etiqueta ser actor y modelo a la vez? No tengo ningún problema. Mi profesión es actor. Si se conoce mi cara es por mi profesión. Nunca he considerado que haga de modelo, aunque sé que es hacer eso. Mi vínculo con la estética es muy orgánico. Ahora tiene mucha más presencia, pero ha estado presente desde el principio.

¿Los jefes de vestuario de una película te temen o te esperan? Reconozco que la relación con ellos no ha sido fácil, aunque con el tiempo he aprendido a ocupar mi sitio. Hay películas donde puedes opinar más porque el personaje se acerca más a ti mismo; ahí soy más pesado. Pero en los últimos cinco años esto ha cambiado, ahora trabajo más codo con codo. Desde luego no soy el perfil de actor que llega a la prueba de vestuario y le parece todo bien. Me gusta proponer ideas.

¿Y en algún momento te has plantado porque no estuvieras de acuerdo con el vestuario? Me he plantado sin que se dieran cuenta o sin que nadie se sintiera mal por ello. Se trata de convertirse en una apisonadora de argumentos. Así como con el guion se negocia solo con el director, con el vestuario al menos es con dos personas, con el jefe de vestuario y con el director. Tienes que convencer a más gente y eso implica ceder más. Al principio había aspectos que no estaba dispuesto a sacrificar, pero después de una negociación y pasados unos días me daba cuenta de que tenían razón. Intento ser más flexible. Esto ha sido una evolución con el paso de los años.

¿Cuidarse y hacer ejercicio está por delante del ocio? Tiene que haber un equilibrio. Entre semana como muy bien y el finde me suelto bastante. A las 5.30 de la mañana, cuando suena el despertador, evidentemente quiero quedarme en la cama. Pero cuando llevo 15 minutos corriendo empiezo a encontrarme bien. Es muy placentero. Por la tarde te entra sueño y duermes mejor y por la mañana estás despierto para trabajar. Ahora bien, a las 21.30 me meto en la cama a leer y a las 22 estoy dormido.

¿No sales a tomar una cerveza algún día entre semana? No tengo tiempo cuando estoy currando. A veces en casa, por influencia de un amigo mío muy cervecero, me abro una de estas cervezas negras y artesanas que son un gustazo. Aunque prefiero que no si tengo que trabajar al día siguiente. Pero cuando llega el fin de semana no controlo. Esto es una cosa que hago a propósito, diferenciar bien los días de diario del fin de semana.

¿Qué música escuchas cuando sales a correr? Varío mucho. No me gusta correr con las mismas listas. Soy muy aficionado a Radio 3: antes me ponía el programa Siglo XXI. Pero me he cansado, no puedo con el contestador donde la gente deja mensajes: cuando llega ese momento me quito los cascos. Ahora escucho el programa de hip hop La cuarta parte.

¿Cómo te preparas para ir a un festival como el Primavera Sound en el que has colaborado con Mango Man? Hacer la maleta es un drama. Lo que hago es mirar el tiempo y ver fotos de la gente que está en la ciudad a la que voy y decido. También depende de cómo uno se tome la noche. Yo soy enérgico, bailo muchísimo. Sé que si llueve me voy a meter en el fango.

¿Aún así llevas las zapatillas que más te gustan en ese momento? No, no me llevo las más guays. Tiene que ser algo que mole, pero que no te importe si lo destrozas. A un festival no puedes ir con cuidado. Antes me liaba mucho más, hacia una revisión de la gente a la que admiro por su forma de vestir y buscaba looks y pensaba combinaciones. Antes llevaba unas maletas con ropa para muchos más días. Me estresaba. Ahora soy mucho más sobrio.