Lourdes Fernández, un megáfono feminista en el mundo de la creación
DONOSTIARRA, NACIDA en 1961, esta historiadora del arte entiende el trabajo como un compromiso, “como lo es la vida. Una responsabilidad y un largo atajo que se convierten en estrategia y acción”. Dirigió durante 12 años la galería DV de San Sebastián, que abandonó para ponerse al frente de la cuarta edición de la bienal europea de arte joven Manifesta (2003-2004). Un año más tarde tomó las riendas de Arco (2005-2010) y le dio una identidad más internacional, en unos tiempos difíciles para el mercado del arte por la amenaza de la recesión económica. Desde 2012 dirige el centro de creación interdisciplinar Azkuna (antes Alhóndiga-Bilbao), un antiguo almacén de vino rehabilitado en espacio cultural que incluye una cinemateca, una mediateca y dos salas de exposiciones.
Fiel a la tradición vasca de las cooperativas, la actividad del Azkuna Zentroa funciona como un megáfono de múltiples voces en perpetua mutación y sincronía con lo que pasa en la ciudad. “Nos proponemos entender mejor las problemáticas sociales y aplicar soluciones reales con imaginación y riesgo. Hemos creado un modelo de gestión inédito en el Estado español, un prototipo, como si fuera un laboratorio móvil en circulación por los barrios de la ciudad. La programación no está cerrada ni centrada en el edificio, sino que sale afuera, se expande a otros colectivos para que estos interactúen y hagan sus propuestas”, asegura.
Por primera vez, la dirección de una institución pública europea solicita a un organismo internacional, más específicamente la ONU y en concreto a la presidenta ejecutiva del departamento Mujeres en Nueva York, la creación de un presupuesto para la investigación y divulgación de la creación hecha por mujeres a lo largo de la historia, muchas de ellas olvidadas. Algo parecido a lo que hace la Unesco para proteger el patrimonio mundial. “Nos sorprendió que nadie antes lo hubiera solicitado. Creemos que esta iniciativa servirá para cambiar una situación injusta que afecta no solamente a un colectivo. Porque estamos hablando de las mujeres, somos más de la mitad de la población mundial”, argumenta. “La cultura es una forma de empoderamiento, la manera más rápida de transformar la sociedad”.
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