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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Con Brasil, siempre

El país sudamericano y España harán bien en seguir fomentando los lazos económicos que les unen

El presidente de Brasil, Michel Temer.
El presidente de Brasil, Michel Temer.Joédson Alves (EFE)

Las últimas proyecciones del FMI, publicadas este mes, indican que a la economía brasileña aún le queda mucho para recuperarse de la peor crisis vivida por el país sudamericano desde la Gran Depresión. El PIB, que llegó a crecer un 7,5% a principios de la década, tiene previsto aumentar un parco 0,3% este año y no llegar al 2% al menos hasta 2020. A la crisis económica se le suma la explosión de las revelaciones de la Operación Lava Jato, que ha sumido a la clase política brasileña en el desconcierto y empeorado aún más, si cabe, la opinión que la población del país sudamericano tiene de sus gobernantes.

Pero cuando las empresas españolas empezaron a llegar en serio al país sudamericano, hace más de 20 años, Brasil aún vivía la resaca de más de una década de hiperinflación y shocks económicos fallidos, y el éxito del plan Real, que estabilizaría la moneda (y, con ella, la economía) estaba lejos de estar garantizado. Hoy, el país que visita el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, para reforzar los lazos entre España y Brasil no solo es más rico, sino también más eficiente económicamente y más maduro políticamente.

Brasil sigue siendo, con diferencia, el mayor mercado de Sudamérica, con un PIB de 1,7 billones de dólares (superior al español), más de 200 millones de habitantes y un tejido industrial y comercial que se ha mostrado resistente a lo peor de la crisis. Incluso el propio escándalo Lava Jato tiene un lado positivo: revela al mundo que (hechas todas las salvedades) la justicia en Brasil no tiene miedo en meter el dedo en las llagas más altas del Estado. Al igual que en España, hay empresas brasileñas potentes y profesionales que buscan mercados y socios externos para capear la crisis a través de la exportación. En suma: por grave que haya sido la crisis, ni España ni sus empresas pueden permitirse ignorar el peso del mercado brasileño. Ambos países harán bien en seguir fomentando los innumerables lazos económicos que les unen.

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