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El flamenco 'hipster' de Rosalía y Raül Refree

Rosalía y Raül Refree posan en un céntrico hotel de Madrid, donde presentaron su disco de flamenco Los Ángeles.

ROSALÍA nació el año en el que la banda Guns N’ Roses publicó su quinto disco, The Spaghetti Incident? Fue en 1993 y el grupo estadounidense era el favorito de Raül Refree, que tenía entonces 17. “Por ellos me convertí en un verdadero melómano y decidí dedicarme a esto”, confiesa el músico y productor catalán. Han pasado 24 años de aquel lanzamiento y ahora aquel chaval que adoraba el rock duro acaba de producir el primer disco de esta cantaora barcelonesa que ha conseguido enganchar a los millennials al flamenco. La criatura que han concebido Rosalía y Raül Refree acaba de nacer y ha sido bautizada con el nombre de Los Ángeles (Universal Music), un disco de cantes populares en el que cada fraseo irradia una energía primitiva, un álbum con temas de muerte y dolor que canta ella con esa voz antigua con la que se ha ganado el aplauso de los puristas del género. La acompañan a la guitarra los dedos de Refree, un tocaor de apodo moderno que no se considera “nada virtuoso”, pero que convierte en oro todo lo que toca. Aunque no le dé importancia, este hombre de barba pelirroja y pelo perfectamente descuidado que parece salido de un bar de Malasaña ha impulsado la carrera de artistas como Sílvia Pérez Cruz, Rocío Márquez o Christina Rosenvinge.

A Rosalía la descubrió hace dos años, cuando asistió a un homenaje a la rumbera Maruja Garrido en el Mercat de les Flors, en el centro de Barcelona. “Salió con su melena en la cara y su cante oscuro. Me quedé alucinado. Yo no sabía quién era”, recuerda Refree. Pero esta joven promesa del flamenco, que ha actuado dos veces en el festival indie del Primavera Sound y que el año pasado estuvo en las primeras listas de éxitos con un tema que cantó con el rapero C. Tangana, ya llevaba casi una década subida a los escenarios de medio mundo acompañando a artistas como Juan Gómez Chicuelo o Rocío Márquez.

Lupe de la Vallina

“Pronto nos hicimos muy amigos. Ella me enseñó mucha música trap, estaba superconectada al underground”, dice Refree (que se llama Raül Fernández: “El apodo me viene del colegio. Es una contracción de mi nombre y mi apellido. Lo he hecho más anglosajón con la e final”). “Nos encanta escuchar a Kanye West; yo es que soy muy fan de la cultura mainstream americana”, comenta ella, vestida toda de negro, con su largo pelo suelto y sus uñas extralargas pintadas con un esmalte glitter que no le impiden teclear la pantalla del móvil y estar pendiente de su Instagram. “Por este aparato nos llegan todas las influencias”, añade esta artista que heredó el nombre de su abuela y que escuchó a Camarón a los 13 años, cuando “echaba la tarde en un parque” del Baix Llobregat con unos amigos que “ponían música en sus coches”. Lo de hacer un disco juntos surgió después de que tocaran una malagueña.

“No sabes lo intenso que es este proceso”, confiesa Refree. Han estado casi dos años grabando en el estudio que tiene el productor en Barcelona. “Te crea dependencia de la otra persona, pero también acabas hasta los huevos”, añade. Pasaban todo el día juntos. Incluso la hora de comer. De vez en cuando, Rosalía compraba dorada en el mercado que había de camino y la cocinaba allí mismo. “Otras veces almorzábamos en La Panza de Luis, mi restaurante fetiche”, cuenta él. “Sí, es verdad, tienen unos canelones de rabo de toro que te mueres”, contesta ella. “Pero si tú no eres muy de comer, Rosalía”. “Tú tampoco”. Se miran y sonríen con esa complicidad que les da haber parido un ángel.

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