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Neveras amarillas

Escena de la versión cinematográfica de Oliver Twist dirigida por David Lean en 1948.
Escena de la versión cinematográfica de Oliver Twist dirigida por David Lean en 1948.Getty
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SE ACABA DE lanzar en París la primera plataforma gastronómica antidesperdicio: Meet ze Chef, que consiste en dar la oportunidad de compartir la comida antes de tirarla. Si es cierto que el arte de cocinar debe comunicar y provocar sentimientos, se ha logrado. En Francia, un 35% de las comidas se arroja a la basura. Estudiantes, jubilados, cualquiera que tenga hambre o que llegue justo a fin de mes puede inscribirse en la web y, mediante geolocalización, detectar el plato sobrante más próximo y pasar a buscarlo. A la inversa, el que haya cocinado de más hace una foto, la sube y espera a que alguien acuda. Sí, la generosidad también requiere esfuerzo.

Laurence Kerjean, cofundadora de la plataforma, lo ha explicado al periódico online Rue 89: “Mi marido y yo nos preguntamos por qué la tecnología, en lugar de unir, separa a las personas. Y al ver todo ese desperdicio alimentario lo tuvimos claro”. Meet ze Chef es una “sociedad”, no una asociación, y la mayoría de los intercambios son gratuitos. Se puede cobrar, pero nunca más de un euro. La garantía de calidad y de higiene, según Kerjean, se asegura porque la gente ha cocinado para ella misma y su familia.

Para tener mayor impacto e iniciarnos en tareas pedagógicas, paralelamente hemos creado un modelo de negocio más sostenible: Frigojaune (nevera amarilla).

De camino, recuerdo a la gastrónoma y escritora estadounidense M. F. K. Fisher cuando en su libro Here Let Us Feast (1946) glosó las gachas de harina que Oliver Twist tomaba en el orfanato de ­Dickens y me inscribo en Meet ze Chef. En J’ai une part en trop (me sobra un plato) hay 331 personas, en J’ai faim (tengo hambre), 386. Hago clic en la segunda opción. También la Fisher inventó el “pastel de guerra”, un dulce sin huevos ni mantequilla para épocas duras. Contacto con Laurence Kerjean: “Va lento. Estamos pidiendo a la gente que cambie sus costumbres. Llevamos dos meses. BlaBlaCar lleva 10 años y solo 3 funcionando de verdad. Para tener mayor impacto e iniciarnos en tareas pedagógicas, paralelamente hemos creado un modelo de negocio más sostenible: Frigojaune (nevera amarilla)”.

Es sencillo: como en Francia las empresas de más de 500 empleados con facturación mínima de 100 millones de euros están obligadas a entregar un informe anual de sus acciones contra el desperdicio alimentario, Frigojaune les permite poner en marcha una oferta Fridge as a Service: el gestor de la cantina registra las sobras diarias de comida. Se reembalan en envases para llevar (por supuesto, amarillos) ofrecidos por Frigojaune y van a la nevera. Los empleados, al abrir la aplicación, ven la lista de los platos y, antes de irse, pueden pasar a por su ración. “Vamos a enseñar a compartir a unos miles de personas y así luego será más fácil ampliar la acción”.

Pienso en neveras amarillas cuando me avisan de que en Boulevard de Magenta sobra un plato. Un padre de familia me recibe en el segundo piso. Nos saludamos y doy las gracias. Me voy sujetando una bolsa con la palma de la mano caliente. En casa, satisfecho, me elijo a mí mismo para comer conmigo. Ni siquiera preciso microondas. Pollo con puré de patatas. Tiene razón Laurence Kerjean cuando defiende Meet ze Chef: “Basta con que en la misma ciudad haya dos personas”.

Sobre la firma

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Es autor de las novelas 'Los Baldrich', 'La estación perdida', 'Los buenos amigos' o 'Jauja' y del libro de viajes 'París'. Su obra narrativa ha obtenido varios premios. Es profesor en la Universidad Sciences Po de París. Como periodista fue Premio Pica d´Estat 2011. Colabora en El Ojo Crítico de RNE y en EL PAÍS. 'Verso suelto' es su última novela

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