La memoria de la tierra
JOSÉ SARAMAGO escribió sobre su novela Levantado del suelo: “Mi sueño fue poder decir de este libro, ‘esto es el Alentejo”. José Miguel Márquez, agricultor, siempre me ha recordado a aquel precioso texto portugués porque su actitud y su trabajo con la tierra muestran el orgullo y la tenacidad de quien cree en ella porque vive con ella. Su meditada labor en el campo y sus vinos sueñan ya en voz alta para decirnos: “Esto es Montilla, esta la memoria de mi tierra convertida en uva y en sabores”. Acudió Márquez a las raíces de su identidad montillana (la uva montepila): vino salino y mordaz, terso y tenaz, muestra la hierba húmeda entre las cepas y el rocío madrugador, el bizcocho y su raspadura de limón. Envolvente y amable, huele y sabe a fermentación: hollejos y setas, espliego y flor del olivo, jabón de aceite. Pomelo rosa. Es un vino de sed y de la tierra, que no tiene miedo porque habla en nombre de la memoria recuperada.
Montepilas 2015
Ficha técnica: Marenas, Viñedo y Bodega, Montepilas 2015. Producto de España en Cerro Encinas, Montilla (Córdoba), con 12% de alcohol. Es un vino único, monovarietal de la variedad blanca montepila, que es autóctona de la zona. Se vinifica con sus hollejos y sin aditivo alguno: con las levaduras que cada añada trae. No se estabiliza ni filtra. Precio: 10,50 euros.
Sensaciones: Montepilas 2015 es esencia de la tierra mínimamente labrada, de las flores y hierbas que crecen espontáneas en ella (el nocivo jaramago marchó ya, aburrido) y del pan amasado. El viento sopla del oeste. Es fresco y amable.
A través del cristal: Tabla redonda de madera de Jaime Beriestain. Copa para vino blanco de cristal de Vista Alegre y decantador The First, de Schott Zwiesel.
