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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Un rap sin oro ni tangas

Los compositores marfileños Garba 50 reclaman más música con voz de la calle

Vídeo: Youtube
Ángeles Jurado

"No es premeditado: viene así, eso es todo", teclea desde Abiyán Oli, uno de los dos cerebros y corazones de Garba 50, el grupo de rap marfileño por excelencia. "El ojo siempre abierto sobre la sociedad. La oreja conectada con nuestros sentimientos. Hablamos de nosotros e indirectamente, de los otros. Y viceversa. Hay amor, ego, algo de chill, etcétera...". Y remata: "Incluso si hay canciones que parecen ligeras, siempre tienen un segundo grado, un mensaje subliminal".

Oli se expresa por Facebook en un momento en el que algunos dan por muerto y enterrado al grupo Garba 50 y la marca parece eclipsada por jóvenes y rabiosos valores, tipo Kiff no Beat o Seleka. Sin embargo, el compositor y rapero marfileño señala que siguen trabajando en proyectos individuales como President Russe (2013), de Sooh, la otra mitad de Garba 50, y Magatape (2016), de él mismo. El último álbum -por el momento- del dúo se denomina Jeune Africain Moderne (2010) y salió justo antes de la crisis electoral que rompió Costa de Marfil la última vez. No existen las casualidades: el de Sooh apareció en el segundo aniversario de la caída de Laurent Gbagbo y se trufa con fragmentos de discursos de políticos, referencias a la actualidad más reciente del país, violencia y mucha acidez. 

Garba 50.
Garba 50.Avenue225

"Nuestra música sigue siendo válida para el pensamiento colectivo del país, pero hacemos declaraciones incómodas para los dirigentes...  aunque hagan sonreír al marfileño medio", afirma Oli por correo electrónico. "El acceso a los medios de comunicación, incluso privados, es filtrado hoy en día cuando tu música toma partido". añade.

El coupé decalé parece haber ocupado definitivamente el trono de la música nacional marfileña por antonomasia. Un ritmo que nació con la guerra y ánimo escapista se ha convertido en una fábrica de conceptos vacíos y coreografías de moda a la que se culpa con frecuencia de la relajación de la moral juvenil y de todos los vicios y males de la sociedad marfileña. Frente al coupé decalé, el rap nouchi, con argot marfileño,y el zouglou, otro estilo musical enraizado en la conciencia colectiva del país, hablan de la calle y desde la calle y pretenden aportar un punto de cordura, burla con sordina, crítica política y cultura del esfuerzo.

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Lo dice Rap Ivoire, un colectivo de jóvenes raperos aficionados del país que busca promocionar este tipo de música en redes sociales y medios de comunicación. "El rap en nouchi (noussi) o rap noussia es un medio formidable para transmitir mensajes a los jóvenes marfileños, ya que casi todos ellos y muchos de jóvenes de otros países vecinos lo comprenden", subrayan en Twitter. "Ya tiene un cierto recorrido, aunque sus actores son cada vez menos en los últimos años", reconocen.

Apuntan que los vídeos se graban, generalmente, con un presupuesto razonable y sin extravagancias, lo que hace que la mayor parte de los consumidores de rap noushi se sientan cómodos, "en su elemento". El rap local tiene "un enorme potencial" para llegar a jóvenes de diferentes estratos sociales, porque se rapea en nouchi, en conexión también con el zouglou, y "con frecuencia se centran en llamadas a redoblar esfuerzos en lo que emprendemos o en ironizar sobre la sociedad". Y mencionan a Nash, Nooka, Garba 50 o Billy Billy como referencias.

"La juventud piensa o baila, depende de la juventud de la que hablemos", razona Oli. "Una cosa es cierta, cuando los problemas se exponen de esta manera, muchos se dan cuenta de que no son los únicos en pensar así", añade.

"El acceso a los medios de comunicación, incluso privados, es filtrado hoy en día cuando tu música toma partido"

Historia

Oli es Christian Olivier Djipro (1982) y Sooh es Vazoumana Diomandé (1981). El primero, licenciado en Física; el segundo, en Derecho. Los dos, apasionados del hip hop, y ligados el uno al otro por esta música en el popular barrio de Yopougon, en Abiyán. Se convirtieron en Garba 50 en el año 2003. Del encuentro surge un rap sin concesiones, claro, duro, sin dientes de oro ni chicas en tanga y que se arrastra a ras de la sucia calle marfileña, siguiendo a jóvenes que sufren la desigualdad, el paro y las dificultades del día a día, pero que también se ríen de su (mala) suerte.

"Cuando se exponen los problemas, muchos se dan cuenta de que no son los únicos en pensar así", dice Oli

El símbolo elegido es el garba, la mezcla de attieké (sémola de mandioca) y atún ahumado que se convirtió en los 90, gracias a la crisis económica, en un fenómeno de masas. Garba 50 es un reflejo de los tiempos en los que en el garbádromo se podía matar el hambre con 50 francos CFA (7 céntimos de euro) de garba. Toman su nombre y el concepto de un alimento proletario, desempleado, estudiante, de horas bajas, sin glamour, de emergencia.

Vídeo: Youtube

Desde septiembre de 2006 y su primer álbum, Ya nen pour les oreilles, se convirtieron en una revelación, autores de himnos populares, símbolos patrios. Siempre en nouchi. A pesar de la mala distribución y una grabación casera de mala calidad, este disco ostenta el honor de ser uno de los más escuchados de los últimos años en Costa de Marfil, un país tremendamente aficionado a la música.

"Garba 50 ocupa un lugar importante por su mensaje", dice Oli. "La lista de periodistas, profesores y estudiantes que escribieron tesis y artículos sobre nuestro rap es larga. Hace falta posicionarse entre la verdad y la caza del tesoro. Sin apoyo de un sello discográfico de verdad, el oro se queda en el barro. Sólo los espíritus entendidos saben reconocer las pepitas. Sin embargo, no nos rendimos... Eso es África".

Críptico y poético, Oli escribe y habla como frasea y canta. Opina que el zouglou y el hip hop comprometido no han muerto, auque sí que existe un descenso en sus autores y en su producción. Quizás también una despolitización, una cierta banalización y un poco de descafeinado, voluntario o no, de letras y conceptos.

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"Los sellos y los productores de aquí no se atreven. Prefieren algo controlado más que un desarrollo artístico. Apostaría a que Youssoupha, con su rap peleón, tendría los mismos problemas si estuviera aquí con nosotros. Es necesaria una verdadera producción y una difusión buena de las grabaciones y las giras. No se ha hecho lo suficiente con el rap que practicamos", apunta Oli antes de soltar . "A veces me dicen que deberíamos cantar afrotrap o coupé decalé, que es lo que funciona" (y teclea en su respuesta un LOL quizás amargo).

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Tenaces o cabezotas, Garba 50 persiste en el mismo filón, las mismas preocupaciones: hip hop estándar y temas diversos pero conectados a la vida cotidiana de la gente normal. Cantan para expresarse y disfrutar, siempre con una pluma reconocible y única en las rimas. Y han creado escuela."Garba 50 proyecta continuar su trayectoria, siempre hay de qué rapear", promete Oli. Sólo buscan una buena producción, que un profesional se interese por su música.

"Para mí, la gran particularidad de Oli y Sooh es la escritura", afirma Oli con orgullo. "Esa manera única de abordar todo tipo de temas. Una mezcla de argot y de francés con acentos de aquí, con nuestros acentos. Nuestras personalidades. Eso hace que lleguemos a todas las capas de la sociedad". Una sociedad que les echa de menos y que todavía masculla su Survivant cuando la vida se les ensucia y les recuerda que no sólo de coupé decalé puede alimentarse el alma.

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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