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Así será el coche del futuro

Los automóviles van a experimentar en la próxima década la mayor transformación de su historia. Te contamos año a año cómo será esta revolución

Recreación del proyecto de coche volador Terrafugia TF-X.Vídeo: Terrafugia / EPV

El automóvil se prepara para la mayor transformación de su historia. En apenas una década experimentará una revolución de tal magnitud que logrará acabar con sus grandes problemas actuales: dejará de ser una máquina contaminante en la que se puede perder la vida. Las emisiones desaparecerán con el coche eléctrico. Y los accidentes serán historia con la conducción autónoma.

Solo quedará una asignatura pendiente, que podría incluso empeorar, al menos a corto plazo. Y es que con más del 50% de la población mundial viviendo en megaciudades, un escenario más que probable antes de 2050, pasaremos más tiempo en los atascos. Pero hay consuelo: en el coche eléctrico, ya totalmente conectado, el espacio interior se amplía y abre nuevas posibilidades. Y cuando llegue el automóvil autónomo podremos desentendernos del volante y aprovechar los atascos para hacer otras cosas más productivas (descansar, ver una película o trabajar) en el salón en el que se habrá convertido el interior de nuestro coche.

Esta es la hoja de ruta hacia el coche del futuro:

Se verán los primeros modelos de conducción delegada. La fase previa al coche sin conductor. Los automóviles permitirán soltar el volante en algunas circunstancias, aunque sin abandonar el puesto de conducción ni la atención a la carretera. Tendrán un piloto automático que se podrá activar en atascos, para que el coche acelere o frene autónomamente, manteniendo la distancia de seguridad con el vehículo de delante (como ya empiezan a ofrecer algunos modelos actuales). Además, podrán circular solos por autopista: tomarán las curvas, aunque todavía no podrán cambiar de carril para adelantar por su cuenta.

Llegan los coches eléctricos 2.0. Dotados de baterías de segunda generación que doblan su capacidad actual (hasta los 60 kWh) y les permiten recorrer de 300 a 400 kilómetros sin recargar. Ya pueden cubrir los desplazamientos diarios del 90% de los conductores, incluso si viven lejos, y resolver cualquier trayecto imprevisto o emergencia que pueda surgir. Y aunque estas distancias no son todavía suficientes para hacer viajes de larga distancia, permiten eliminar el estrés y los agobios que provocaba hasta ahora el temor a quedarse tirado sin batería. Entre los modelos de 300 kilómetros oficiales de autonomía destacan los BMW i3 (ya a la venta) y Volkswagen e-Golf (en primavera). Entre los de 400 kilómetros las estrellas son el Renault Zoé (ya a la venta) y el Opel Ampera-e (en verano).

Aviso automático de accidente. Se generaliza la llamada de emergencia a los servicios sanitarios en caso de percance, que pasará a ser obligatoria para todos los coches nuevos que se matriculen en la UE a partir de 2018. El dispositivo va conectado a los airbags y manda el aviso automáticamente en cuanto salta alguno. Será una herramienta vital para reducir el tiempo de espera hasta la llegada de los servicios médicos, un aspecto que se ha confirmado como la clave para disminuir la mortalidad de los accidentes de tráfico.

El piloto automático se atreve a adelantar. La conducción delegada sigue sumando nuevas funciones. Para este año habrá aprendido a adelantar por autopista: cuando alcanza al coche de delante comprueba que no viene nadie por detrás, pone el intermitente, adelanta y vuelve al carril derecho manteniendo la velocidad programada. También se generalizará el aparcamiento remoto. El coche realizará sin ayuda la maniobra para estacionarse con ordenárselo desde el móvil o desde un mando a distancia.

Los coches eléctricos toman las carreteras. Pronto podrán hacer viajes largos y ganar la carrera para ser el coche principal de la casa. Los nuevos modelos de vanguardia tecnológica permiten recorrer por fin 500 kilómetros con una carga de batería, una barrera considerada hasta hace poco infranqueable. En la práctica se quedan en 350 reales, pero las redes de autopistas más importantes habrán desplegado los nuevos postes de carga ultrarrápida, que estarán estratégicamente situados para conectar las principales ciudades. Y como permiten en menos de 10 minutos cargar electricidad para hacer 100 kilómetros, poco más de lo que se tarda en tomar un café, aumenta aún más su autonomía. La clave son las nuevas evoluciones de las baterías de ion litio actuales, que han doblado su densidad energética, hasta 90 y 100 kWh, manteniendo casi el mismo peso y tamaño que sus predecesoras. Audi y Jaguar han anunciado ya dos todoterrenos o SUV con ese radio de acción. El primero, basado en el prototipo e-tron Quattro Concept y el británico en el I-Pace Concept. Además, Porsche ha anunciado el Mission E, una superberlina inspirada en la silueta del Panamera actual.

Mission E, coche eléctrico de Porsche.
Mission E, coche eléctrico de Porsche.Porsche

Y cómo se circulará. La información dinámica permitirá sortear atascos. Con apps como Waze, que ya ha superado los 50 millones de usuarios en todo el mundo y crece en subida libre, cada conductor y su coche actuarán como sensores que informarán de forma automática sobre el estado del tráfico. Los nuevos servicios de movilidad acelerarán su despliegue masivo y se popularizarán las apps, como Move It!, que permitirán elegir desde el móvil la mejor forma de transporte para cada momento según las circunstancias: transporte público, coche compartido (Car2Go), taxi, Uber e incluso ride sharing, los trayectos compartidos entre particulares que están haciendo un mismo recorrido.

Un salón con ruedas. Los nuevos eléctricos, como no necesitan cambios, transmisiones, radiadores, escapes y muchos otros elementos de la mecánica del coche con motor térmico, destinarán todo ese espacio a los pasajeros. La mayoría adoptarán carrocerías tipo sándwich: pasajeros arriba con la mecánica debajo. En unos casos con uno, y en otros con dos minimotores eléctricos, uno en cada eje (para tener tracción 4x4) y las baterías ocultas e integradas en un módulo protegido debajo del piso. La solución deja toda la parte de arriba diáfana para crear auténticos salones rodantes para uso y disfrute de los pasajeros. Así, los coches del tamaño de un Golf actual (4,2 metros de largo), podrán ofrecer la habitabilidad y maletero de una berlina grande como el Passat (4,8 metros). El prototipo ID de Volkswagen, presentado en el pasado Salón de París, muestra el camino. Y los modelos grandes serán casi como un cuarto de estar, que se podrán disfrutar aún más cuando la llegada plena del coche autónomo, donde todo el puesto de conducción, incluyendo volante y pedales, pueda quedar también recogido. Estos diseños ya existen. Se empezaron a hacer cuando se confirmó que las baterías permitirían recorrer más de 500 kilómetros para estas fechas. Pero saldrán a la venta en 2020, cinco años después, lo que tarda la industria del automóvil en dar vida a un modelo.

Llega el grafeno a las baterías. Las pilas de los coches romperán su dependencia del litio, que poco a poco dejará de ser su componente clave. Las nuevas baterías de tercera generación tendrán reacciones químicas diferentes, como geles y otras soluciones alternativas. Y empezará la transición hacia las pilas de grafeno, una solución tecnológica que puede dar la puntilla definitiva al coche de hidrógeno. El nuevo material ya estará en pleno proceso de pruebas para comprobar su fiabilidad y durabilidad en uso real, paso previo a un nuevo salto tecnológico que permitirá romper el muro de los 1.000 kilómetros de autonomía para los coches eléctricos.

Estructura tipo sándwich del Jaguar I-Pace Concept, con un motor en cada eje.
Estructura tipo sándwich del Jaguar I-Pace Concept, con un motor en cada eje.Jaguar

Así se fabricarán. Las factorías de automóviles más punteras estarán ya digitalizadas al 100%, disfrutando las ventajas de la inteligencia artificial. Así, podrán optimizar su funcionamiento y explotar las ventajas del internet de las cosas: las máquinas anunciarán con antelación sus averías, detectarán las piezas y montajes defectuosos, se comunicarán entre ellas los fallos del sistema...

Y cómo se conducirá. Se podrá circular en ciudad con el piloto automático, aunque el conductor deberá seguir en su puesto (conducción delegada). Además de detectar semáforos y leer señales, el vehículo será capaz de ver cualquier objeto fijo y en movimiento y reaccionar en consecuencia. El auto estará plenamente conectado y sus usuarios podrán consultar servicios en el coche como lo hacen en su smartphone o tablet. Además, de forma simultánea comenzará la implantación comercial y masiva de los taxis robot, aunque todavía con conductor a bordo como copiloto de emergencia.

El coche autónomo pleno. La conducción automática delegada (con el conductor presente aunque no actúe) deja vía libre a la 100% autónoma. El puesto de mandos, incluido el volante, estará recogido y se desplegará solo en momentos concretos, a petición del usuario. El resto del tiempo, el habitáculo ofrecerá libertad para mover los asientos y convertirse en un cuarto de estar en los modelos familiares o una oficina rodante en los vehículos de empresa. Tendrá plena conectividad y todos los servicios y comunicaciones necesarios para trabajar desde el coche, hacer gestiones, entretenimiento... La conducción autónoma empezará a ofrecerse en modelos de gama alta y en las plataformas que ofrecen los servicios de movilidad. Además se implantarán de forma masiva en las flotas de reparto urbano, paquetería… en plena transición hacia la robotización total.

Menos autos privados y más compartidos. El concepto de coche particular, incluyendo otras soluciones actuales, como leasing o renting, perderá protagonismo hasta convertirse en muy minoritario. El concepto binario actual, "un vehículo, un ocupante", que implica tener el auto parado en el destino casi todo el día, dará paso a las alternativas del coche compartido, con diferentes conductores y pasajeros que irán cambiando a lo largo de la jornada. Llegan nuevas alternativas mixtas de propiedad y uso, como las comunidades peer to peer (persona a persona), que ofrecerán sus coches a otros usuarios en intercambio o en alquiler por horas, días o lo que decidan, para rentabilizar la inversión.

El taxi robot. La conducción plenamente autónoma permitirá que los taxis prescindan de su chófer. Los vehículos acudirán solos a por su cliente, que previamente habrá solicitado el servicio por medio de su móvil. 

Burbujas rodantes. Los coches, que circularán silenciosos por las calles, tendrán forma de burbuja. La carrocería, de fibras plásticas, será flexible en sus formas y funciones y permitirá que se regule la luminosidad, aumentando o reduciendo la transparencia y la opacidad para crear ambientes a la carta. Cargarán sus baterías por inducción al rodar por calles y carreteras. Las grandes ciudades empezarán a disfrutar las ventajas de la implantación masiva del coche eléctrico y autónomo. Por una parte se irán rebajando de forma drástica las emisiones contaminantes, lo que mejorará la calidad del aire en igual proporción. Por otra, se reducirá el número de vehículos en circulación. Así, un 20% de los coches actuales serán suficientes para cubrir el 80% de los desplazamientos diarios de los habitantes de las megaurbes. Y como habrán bajado el tráfico y los atascos de forma ostensible, se habrá desencadenado un círculo virtuoso que mejorará la calidad de vida de sus habitantes. Ahora hay menos coches en circulación, pero llevan más pasajeros a bordo y están más tiempo en movimiento. Al mejorar tanto el tráfico, las empresas de movilidad autónoma habrán optimizado sus servicios, que se realizarán con tiempos de espera de tres minutos en horas valle y 12 a 15 minutos en horas punta. Pero sobre todo la gran ventaja es que cambiará la urbanización de las ciudades actuales porque se liberará mucho espacio ocupado por calles, garajes y plazas de aparcamiento que podrá ser utilizado en equipamientos urbanos: más parques, mejores aceras, instalaciones deportivas, etc. Además, los accidentes serán casi anecdóticos y provocados casi al 100% por quienes sigan circulando al volante de sus viejos vehículos con guiado manual. Todos estos avances, en complicidad con la infraestructura, también se traducirán en un aumento de la velocidad de viaje: el coche se acercará paulatinamente a los trenes de alta velocidad.

El coche se atreve a volar. La movilidad se realizará prácticamente al 100% con vehículos autónomos, al menos en los países desarrollados. Y la ruptura tecnológica permitirá alcanzar el sueño del doble 0: 0 accidentes y 0 emisiones. La distribución de productos y mercancías estará robotizada y las entregas se realizarán en su mayoría con drones, sobre todo el trayecto ‘último kilómetro’. La convergencia tecnológica entre la conducción autónoma y los drones acelerará el despliegue del coche volador. En la actualidad, algunas empresas tecnológicas visionarias, desde Terrafugia hasta la NASA, trabajan en prototipos de laboratorio para construir coches de dos a cuatro plazas que podrían volar a baja altura. Pero aún les queda un largo camino que recorrer en el que tendrán que solucionar desafíos como el enorme gasto enérgetico.

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