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Esta es la barbaridad que se va a comer su hijo en Halloween En vez de “truco o trato” habría que decir “truco o azúcares, almidón, dextrina y aceite de palma”. Y nos quedaríamos cortos. Pero… ¡y lo que lo disfrutan! Cien gramos de estas chucherías contienen 304 kilocalorías, y 80 gramos de hidratos de carbono de los cuales 62 son azúcares. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir 25 gramos de azúcar diarios para adultos, y 17g para los niños más pequeños. Leer las etiquetas nutricionales de los alimentos es esencial si se quiere llevar una vida sana, pero no es fácil, máxime cuando se trata de saber lo recomendable para los más pequeños: una etiqueta incluye el valor energético (calorías) que aporta cada 100 gramos o mililitro de producto, así como el porcentaje que representa sobre la cantidad diaria recomendada (CDR). Pero cuidado: esta toma como referencia la que debería consumir teóricamente una mujer adulta, 2000 calorías, una cifra que puede llevar a error en el caso de productos destinados a los niños. Los entrañables ositos son, como refiere una de las marcas que los comercializa, “caramelos de goma con sabor a frutas”. Contienen dextrosa, una forma química de glucosa (azúcar). “Favorece a medio-largo plazo la diabetes mellitus de tipo 2 y la obesidad. Debe evitarse en la alimentación, como otros tipos de azúcares de absorción rápida, salvo los presentes de forma natural en frutas y lácteos”, explica Luis Miguel Luengo, vocal del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y doctor del Hospital Universitario Infanta Cristina (Badajoz). Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la posible toxicidad de esta sustancia química aún está siendo estudiada. Y luego ¡sorpresa!: contienen sal. No en gran medida (un 0,07%), pero que suma a la ingesta de sal diaria (la OMS recomienda un máximo de 5 gramos al día). Por cierto, para igualar las calorías de 100 gramos de ositos habría que tomarse siete zumos de naranja. ¿Le gusta echarle kétchup a la comida? Vale, pero piense en tomarse un bote y medio de esta salsa de una sentada. Habrá igualado el contenido en azúcar de 100 gramos de estas chuches afrutadas (concretamente 83,5 g y 344 kilocalorías), que se comercializan con diferentes formas: refrescos de cola, corazones, etc. Entre sus ingredientes está el almidón modificado de azúcar. Un tipo de almidón modificado químicamente para hacer los productos más resistentes al calor y la congelación. “Es una forma de preservar la estabilidad del alimento en cuestión”, apuntaba Roberto Cabo Moreta, farmacéutico, dietista-nutricionista y coautor del libro La dieta Alea (Ed. Planeta, 2015). También contienen gelatina de cerdo, la cual, según PETA, se obtiene “a partir de la piel, tendones, ligamentos y/o huesos de cerdo, con agua”. Dato que le interesará si es usted vegetariano. Cien gramos de caramelos contienen 381 kilocalorías y 95 gramos de hidratos de carbono de los cuales todos son azúcares. Comer un caramelo es chupar una cucharada de azúcar puro. Es fácil que a un niño le cautiven los sabores tan dulces, pero hay alternativa: "Animamos a los adultos a que las chuches que se ofrezcan a los niños sean frutas desecadas como pasas, orejones o dátiles, que tienen sabores y texturas muy similares a las chuches de síntesis", dice María Colomer, de la Fundación Española de Dietistas-Nutricionistas (FEDN). "Los frutos secos aportan, además, nutrientes de gran interés, como el omega 3, fibra, vitaminas y varios minerales –añade Laura Zurita desde la Asociación Dietistas Nutricionistas de Madrid (ADDINMA)– Ofrecidos de forma atractiva, en bolsitas y aderezados, por ejemplo, con un poco de chocolate fundido, quizás podríamos poner un broche de dieta mediterránea a esta festividad que tan recientemente se ha incorporado a nuestra sociedad". Además de un 42% de azúcares y dextrina (azúcar obtenido del almidón), los caramelos blandos contienen aceite de palma, el pariente golfo del aceite de oliva. “En la industria alimentaria se ha vendido como sustituto de las nocivas grasas hidrogenadas, pero no es el más adecuado porque contiene un alto porcentaje de grasas saturadas que perjudican la salud, elevando, por ejemplo, el colesterol malo”, alertaba, en una entrevista a BUENAVIDA, María Astudillo Montero, bióloga, especialista en nutrición y directora de Alea Consulta Dietética (Salamanca). Además, si le preocupa la naturaleza, ha de saber que su producción está acabando con muchos bosques tropicales. Y los agroquímicos que requiere el monocultivo industrial (fertilizantes y pesticidas) contaminan ríos, reducen la biodiversidad y pueden suponer un riesgo para la salud de la población de esas zonas, según Amigos de la Tierra. Por si fuera poco, 100 gramos de este producto tienen las mismas calorías que seis yogures naturales sin edulcorar. Una bolsa de 100 gramos de nubes contiene 333 kilocalorías y 80 gramos de hidratos de carbono, de los cuales 68 gramos son azúcares. Según las nutricionistas, comer 4 saludables y apetecibles manzanas, por ejemplo, equivale, en calorías, a 100 gramos de nubes. "Pero las manzanas nos aportan fibra (y por tanto, saciedad), nos obligan a masticar (lo que nos va a hacer que se nos pase el hambre y nos baje el estrés) y nos aportan vitaminas y minerales. En cambio, las nubes solo nos aportan calorías en forma de azúcares añadidos, que son los que hay que reducir". Una bolsa de regalices de 100 gramos contiene 323 kilocalorías y 71, 5 gramos de hidratos de carbono de los cuales 65,2 gramos son azúcares. "Nuestro consejo es evitar en lo posible estos alimentos superfluos sin ningún tipo de aporte nutricional interesante, que deben reservarse para determinadas fiestas y poco más", afirma Colomer. Como, probablemente, haya que pasar un poco la mano durante las fiestas, simplemente recuerde que los próximos días tendrá que ser más estricto. Dicho esto, ¡feliz Halloween!