_
_
_
_
CLAVES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Ideas de romano

España es uno de los países que más se ha beneficiado de la globalización

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Una escena de "La vida de Brian", de Monty Python.
Una escena de "La vida de Brian", de Monty Python.Foto de promoción

Recordarán la escena de La vida de Brian (1979) en la que la insurgencia judía, agrupada en frentes de liberación con el mismo objetivo y casi idéntico nombre pero con diferencias insalvables entre sí, debatía sobre lo que los romanos había hecho por Judea, para acabar descubriendo que “solo” habían traído el acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la educación, la seguridad ciudadana y la paz.

Algo parecido nos pasa con la globalización. Y no solo con la romana, que por suerte no pasó de largo (¿se imaginan que fuéramos todavía celtas o íberos?), sino de todas las demás. Pongan a las mil y pico organizaciones de variopinto nombre que convocan manifestaciones día sí y día no contra el TTIP con EE UU o el Tratado CETA con Canadá a debatir sobre qué nos ha traído la globalización y verán que España es uno de los países que más se ha beneficiado de ella.

Porque es gracias a ese odiado FMI y su ayuda con el plan de estabilización de 1959 que España pudo superar el shock económico de la Guerra Civil, dejar atrás la autarquía, abrirse al mundo y conocer un periodo de desarrollo económico sin igual (de hecho, España convergió más con Europa entre 1959 y 1973 que en los 20 años que siguieron a la adhesión a la UE en 1986).

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

De aquella maligna semilla plantada por los tecnócratas salieron el fin de una economía agraria y el comienzo de una industrial, la urbanización de nuestras ciudades, las clases medias, la alfabetización, la emancipación de la mujer, el turismo y las inversiones extranjeras, es decir, todo aquello que luego hizo posible una democracia.

¿Y qué decir de la UE, la mini globalización europea, denostada como “fase superior del capitalismo” y antesala de la depauperización final del proletariado? Pues que nos ha dado, se pongan como se pongan los insurgentes, otros 20 años de bienestar económico y social. Por fortuna, existe un orden internacional económico libre y abierto en el que España puede participar: sobre él se sostiene nuestro bienestar. Facebook, iPhones, Internet, Ryanair, coches eléctricos, Pixar. ¡Qué ideas más buenas tienen los romanos! @jitorreblanca

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_