La lectura que nos une
LEER ES UN ASUNTO serio, pero los lectores casi nunca se aburren o se sienten solos, porque leer es un refugio y una fuente de iluminación. En ocasiones esta sabiduría se hace visible. Me parece que siempre hay algo luminoso en el rostro de una persona que está leyendo. Gran parte del atractivo de leer ficción reside en el descubrimiento de que el lector conoce mucho mejor la vida interior de los personajes del libro que la de los miembros de su familia o la de sus amigos. (…)
En África, donde fui profesor hace más de 50 años, ir hasta Limbe en bicicleta a través del bosque de Kanjedza y regresar me costaba dos horas. Una vez al mes, el cargamento de la costa incluía los nuevos libros de bolsillo de Penguin, que se colocaban en el expositor metálico giratorio de la Nyasaland Trading Company. Yo tenía la sensación de que enviaban esos libros para mí, a dos océanos de distancia, porque en aquella pequeña localidad nadie más parecía interesado. Estos libros de Penguin fueron mi educación permanente, las obras más obvias de Orwell, pero también sus novelas menos conocidas, Subir a por aire y Los días en Birmania; las primeras novelas de Anthony Burgess, entre ellas Enderby y Nada como el sol; la colección de clásicos, con la Ilíada y Dante; las cubiertas verdes de las novelas de misterio, como las de Simenon, y escritores que no conocía, Henry de Montherlant y Laurie Lee. La lectura mitigaba las largas y oscuras noches africanas y me ofrecía alivio y esperanza: por mal que me hubiera ido el día, había un libro esperándome en casa, tal y como sigue sucediendo ahora.
pulsa en la fotoRoma, Italia (1984).Thomas Canet
Las maravillosas fotografías realizadas por Steve McCurry en muchos países y a lo largo de varias décadas son la prueba visual de buena parte de lo que he escrito: la compostura del lector, la mirada luminosa, el concepto de soledad, la posición relajada, la singularidad del esfuerzo, la sensación del descubrimiento y la insinuación de la alegría.
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