Triste día para Colombia
La victoria del 'no' al Acuerdo de Paz abre un periodo de incertidumbre en el histórico proceso
El rechazo por escasísimo margen en el referéndum celebrado el pasado domingo al acuerdo de paz firmado entre el Gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC abre un periodo de incertidumbre en el histórico proceso que trata de terminar medio siglo de guerra civil. El reparto de votos, con un rechazo centrado en las zonas menos afectadas por el conflicto y una contundente victoria del sí en las regiones más afectadas por la guerra, muestra una polarización política muy grave. El presidente, Juan Manuel Santos, sale debilitado y tendrá ahora menor margen de maniobra para otras importantes reformas que necesita Colombia.
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En cualquier caso, el resultado no es un no a la paz en Colombia, sino a la propuesta presentada por el Gobierno al electorado. En este contexto hay que alabar la actitud de Santos de no darse por vencido en seguir intentando lograr una solución al conflicto y saludar que el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, Timochenko, haya subrayado al poco de conocerse los resultados que el alto el fuego sigue vigente.
Hay varias razones que explican el resultado. Álvaro Uribe y los partidarios del no han apelado al emotivismo y recogido los frutos de la pérdida de confianza en la clase política. Además, la sociedad civil ha sido incluida muy tarde en el proceso, a lo que hay que sumar que la pedagogía del Gobierno ha sido poco eficaz.
Pero es importante no olvidar que desde el inicio de las conversaciones y hasta la celebración del referéndum ya se han producido avances cruciales en la implementación del cese completo de hostilidades y eso hace albergar la esperanza de que el proceso sea irreversible, independientemente de las modificaciones que ahora haya que introducir. Sin embargo, es urgente determinar qué va a suceder a partir de ahora tanto con los miembros de las FARC como con el alto el fuego mismo mientras se prolonguen las negociaciones.