_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El primer día de la paz

Colombia afronta un futuro sin guerra por primera vez en medio siglo

Artistas colombianos actúan durante el Festival de Artes Escénicas de Medellín.
Artistas colombianos actúan durante el Festival de Artes Escénicas de Medellín. RAUL ARBOLEDA (AFP)

La madrugada de ayer pasará a la historia de Colombia por ser la primera noche en 52 años en que no hubo guerra civil en el país sudamericano. Se trata del triunfo de la razón sobre la sinrazón, del diálogo y la reconciliación sobre la cerrazón y el odio fratricida. Las palabras del líder de las FARC, Rodrigo Londoño,  Timochenko —“ordeno a todos nuestros mandos, a todas nuestras unidades, a todos y cada uno de nuestros y nuestras combatientes a cesar el fuego y las hostilidades de manera definitiva contra el Estado colombiano”— son probablemente las más esperadas por millones de colombianos.

Editoriales anteriores

La paz en Colombia, como subrayó el presidente Juan Manuel Santos, es el comienzo de una nueva historia. Finalmente, el Estado podrá centrar sus esfuerzos en abordar los ingentes desafíos —y el poder del narcotráfico no es el menor de ellos— que le aguardan. Pero al menos ya podrá hacerlo sin la sangría en vidas, bienestar social y recursos de todo tipo que le suponía el constante combate con la guerrilla. Por primera vez en más de medio siglo, la política interior colombiana no estará marcada por la guerra. Y eso será, sin duda, una importantísima novedad a la que tendrán que acostumbrarse tanto los políticos como los electores.

El acuerdo alcanzado con la guerrilla después de cuatro fatigosos años de conversaciones en La Habana pone las bases no solo del silencio de las armas, sino de una importante transformación de todo el país. Por ejemplo, la reforma agraria acordada supone la transformación radical en la redistribución de la riqueza entre los habitantes del campo y los de las zonas urbanas. De igual modo, la nueva aproximación al problema de los cultivos ilegales de hoja de coca y a la lucha contra las bandas de traficantes coloca en una nueva perspectiva el combate al narcotráfico después de décadas de intentos infructuosos.

Pero es necesario subrayar que el de ayer es apenas el primer día de un largo proceso. El abandono práctico de las armas y la reincorporación de los guerrilleros a la vida civil y política son delicadísimos pasos que todavía deben concretarse. El cómo se produzcan ambos determinará el éxito definitivo del proceso de paz. Mención especial merece la compensación a las víctimas tanto en términos materiales como —mucho más importante— de conocimiento de la verdad de los hechos. La reconciliación no puede convertirse en un pasaporte a la impunidad y en este sentido la creación de un llamado Sistema Integral del que forma parte fundamental una Comisión de la Verdad jugará un papel fundamental en el éxito final del proceso.

No obstante, la alegría y el alivio de estas jornadas no pueden ocultar la inmensa tragedia que ha supuesto más de medio siglo de guerra civil en el país. Los cientos de miles de víctimas mortales, los millones de desplazados y el incontable número de colombianos que tuvieron que huir de su país. Por ello cobra especial importancia el referéndum del próximo 2 de octubre donde los colombianos sancionarán o rechazarán el acuerdo. Tendrán la última palabra sobre el conflicto prácticamente por primera vez desde su inicio. Que tras las armas hablen las urnas es el mejor colofón posible a esta paz tan deseada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_