_
_
_
_
PORQUE LO DIGO YO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

‘Supernanny’

Los candidatos a la presidencia de EE UU son actores que deben encarnar los estados de ánimo de su público

Donald Trump y Hillary Clinton, al finalizar el debate de los dos candidatos a presidir EE UU.
Donald Trump y Hillary Clinton, al finalizar el debate de los dos candidatos a presidir EE UU.David Goldman (AP)

Hay que admitir que, esta vez, Trump se contuvo. En el debate contra Hillary Clinton, no sugirió que alguien de la Asociación Nacional del Rifle podría volarle los sesos a su rival. Ni que ella fuese incapaz de satisfacer a su marido en la cama. Ni que sus ideas políticas se debiesen al impacto psicológico de la menstruación. Ni siquiera cumplió su amenaza de invitar al debate a una examante de Bill Clinton. Dados los antecedentes, es lo más comedido que podía esperarse de él.

La pelea del siglo por la presidencia de Estados Unidos, uno de los espectáculos con mayor audiencia en el mundo, pareció más bien un capítulo de Supernanny. Una Hillary pausada y sonriente repetía "No, Donald. Pórtate bien, Donald" mientras el bulldog Trump se crispaba, se enfadaba, interrumpía y se revolcaba en su propia rabia, aunque eso sí, con el tupé indestructible. Su ataque más violento: "Yo enseño mi declaración de impuestos si ella enseña sus mails", el equivalente político de "le he pegado a mi hermana pero ella empezó".

Clinton sentó cátedra de experiencia como estadista y Trump contó exageraciones y mentiras (el diario The Guardian ha detectado 18 falsedades en su discurso). Pero ¿quién ganó? Eso es otro tema. El sondeo de CNN la dio ganadora a ella. El de Time declaró un empate. Para los espectadores de CNBC ganó él.

Los candidatos son actores que deben encarnar los estados de ánimo de su público. Hillary Clinton dirigió su discurso a la cabeza. Donald Trump apuntó al hígado. Quien gane dependerá de con cuál de esos dos órganos decidan votar los americanos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_