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CONVERSACIÓN GLOBAL

Rusia encuentra “agentes extranjeros”: las ONG

Entre las 142 entidades bajo sospecha figura una que colabora en la extinción de incendios

Pilar Bonet
El presidente ruso, Vladímir Putin.
El presidente ruso, Vladímir Putin. MIKHAIL KLIMENTYEV /SPUTNIK/ KRE

Ciento cuarenta y dos ONG de Rusia han sido etiquetadas como “agentes extranjeros” a tenor de la ley de 2012, que obliga a identificarse como tales a las entidades nacionales que realicen “actividades políticas” y reciban financiación extranjera. El concepto de “actividades políticas” de la ley firmada por Vladímir Putin es un cajón de sastre donde caben todas las acciones y manifestaciones susceptibles de “influir” en la toma de decisiones de la Administración. Esto incluye la “difusión de opiniones sobre las decisiones tomadas por los órganos de poder” y la “formación de puntos de vista sociales y políticos”.

En Rusia, la expresión “agente extranjero” viene a significar “espía” o “enemigo”. Por eso, la primera reacción de las ONG fue la resistencia, quebrantada después por rigurosas inspecciones y multas y la disyuntiva de someterse o desaparecer.

Las 142 ONG registradas por el Ministerio de Justicia (hasta el 14 de septiembre) incluyen, entre otras, organizaciones ecológicas, para la prevención del sida, gabinetes de asesoramiento legal (también para gays y lesbianas) y la prestigiosa organización Memorial, dedicada a preservar la memoria histórica. Del total, 25 entidades figuran ya como disueltas.

La última incorporada al registro es el Observatorio Ecológico del Norte del Cáucaso por tener financiación norteamericana y “participar en acontecimientos políticos en forma de reuniones, mítines, concentraciones o piquetes o en distintas combinaciones de estas formas, por organizar debates públicos, intervenciones y otros” con el fin de “ejercer influencia en la elaboración y realización de la política estatal”. Los activistas del OENC recibieron la noticia cuando regresaban de una expedición, en la que habían ayudado a extinguir los incendios forestales en Krasnodar. En aquella provincia meridional los ecologistas fueron intimidados por los cosacos locales y, por la noche, cuando dormían en su campamento, golpeados y desvalijados por enmascarados, que les acusaron de trabajar para EE UU. En otra parte, les hubieran dado las gracias por su esfuerzo y ayuda. No en Rusia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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