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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Acosado, Rajoy rectifica

La renuncia de José Manuel Soria al Banco Mundial demuestra que algo se mueve en el PP

Rajoy durante la rueda de prensa en China en la que resumió su estrategia con la palabra "perseverar".
Rajoy durante la rueda de prensa en China en la que resumió su estrategia con la palabra "perseverar".J. C. Hidalgo (EFE)

José Manuel Soria ha desistido del puesto de director ejecutivo del Banco Mundial y esto muestra la inquietud que habían causado en Mariano Rajoy y su entorno el escándalo suscitado y las críticas expresadas en público por dirigentes del PP como Alberto Núñez Feijóo o Cristina Cifuentes, junto a las dudas manifestadas por otros. Una arbitrariedad como la cometida ha obligado al Gobierno a rectificar en toda regla, acosado por una oleada de indignación que desacreditaba los intentos de poner en marcha el discurso regenerador.

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Rajoy no solo apostó a la defensa numantina de la arbitraria medida, sino que la había adobado con la construcción de una versión falsa para justificar el abuso. Pretender que Soria solo es “un funcionario que ha participado en un concurso” equivalía a borrar de un plumazo sus más de 25 años en la política y el hecho de haber formado parte del círculo inmediato del presidente del Gobierno. Los puestos de la función pública se cubren con arreglo a los principios constitucionales de mérito y capacidad, y los funcionarios no suelen recibir el trato reservado a Soria, cuya “comisión técnica de evaluación” estuvo constituida por cinco altos cargos del Ejecutivo.

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Rajoy muestra una insensibilidad preocupante en materia de ética política. Tras haber sostenido que el caso Gürtel no era una trama del PP, sino “contra el PP”, y después del apoyo personal mostrado a Luis Bárcenas tras conocerse la contabilidad B que este llevaba en su partido, el presidente en funciones ha esgrimido argumentos insostenibles para sacarse de encima las protestas provocadas por el nombramiento de un exministro que, tras desmentir cualquier vinculación con paraísos fiscales, salió del Gobierno al encontrarse ante las pruebas de su participación en una empresa familiar registrada en uno de ellos.

Se producen casos de corrupción en muchos partidos o de falta de integridad respecto a obligaciones fiscales. Lo inadmisible es endosarlos como si formaran parte de la normalidad. El jefe del Gobierno solo se mueve a impulsos de la probabilidad de rebelión interna en sus filas. Al PP le están venciendo todas las facturas procesales del pasado, como se verá en los juicios que comenzarán pronto, y la imprudente entrega de una canonjía internacional al exministro dimisionario comprometía las posibilidades de alcanzar un pacto político que nos ahorre el grotesco recurso a las terceras elecciones generales en un año.

Existen espacios de acuerdo posibles en cuestiones económicas y sociales entre el PP, Ciudadanos y el PSOE. Sin embargo, la credibilidad de Rajoy equivale a cero en materia de ética política. Cualquier pacto de gobernabilidad tiene que incluir la reconstrucción de comportamientos éticos en la vida pública, y a estos efectos, el presidente en funciones se ha convertido en un obstáculo. Tras el caso Soria sabemos que algo se mueve en el PP para no aceptar el aplazamiento ad calendas graecas de la regeneración y la modernización de un partido asaeteado por casos de corrupción o dudosa ética y uncido a los errores de un funcionamiento extremadamente presidencialista.

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