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CLAVES
Columna
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Espejismos

La realidad política en España ha cambiado. Pero los partidos no acaban de estar en ella

Sandra León
El lehendakari y candidato a la reelección por el PNV Iñigo Urkullu, ante el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el diptuado foral Unai Rementeria y la presidenta de Juntas Generales, Ana Otadui.
El lehendakari y candidato a la reelección por el PNV Iñigo Urkullu, ante el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; el diptuado foral Unai Rementeria y la presidenta de Juntas Generales, Ana Otadui.LUIS TEJIDO (EFE)

Parecía que todo cambiaría. Y lo hizo, pero a peor. El nuevo tiempo político se atasca en el primer obstáculo para arrancar la legislatura, dejando a los ciudadanos en un limbo de política sin políticas. Mientras, la economía sigue su curso sin que la falta de actividad política parezca debilitarla. Una buena noticia a medias, pues el reverso de esa impermeabilidad económica frente a la ausencia de Gobierno es la impotencia de los representantes políticos para corregir su rumbo.

En este escenario de quietud económica y cambios políticos que no culminan se han colado reminiscencias de un tiempo político anterior. Se habla del PNV como un posible aliado del Partido Popular para ayudarle a completar los apoyos en un nuevo intento de investidura, condicionado al correspondiente quid pro quo tras las elecciones vascas.

La idea de un pacto PNV-PP sugiere que los partidos nacionalistas siguen manteniendo su cualidad bisagra en el nuevo escenario político. A pesar de la multiplicación de partidos en el Parlamento, el hecho de que la negociación para formar Gobierno se haya desarrollado en bloques ideológicos (esencialmente entre formaciones contiguas en el eje izquierda-derecha) sitúa a nacionalistas catalanes y vascos en la posición de desempate.

Sin embargo, aunque los números den, lo que no da es la política. La suma de apoyos entre los nacionalistas, PP y Ciudadanos es aritméticamente posible, pero políticamente improbable. Lo es porque la opinión pública está más polarizada sobre la cuestión territorial y porque los partidos han dedicado demasiado tiempo a destruir puentes. Hoy recogen lo que sembraron. Por eso los rumores sobre un pacto PNV-PP solo pueden ser un espejismo de un pasado lejano. Se requerirá algo más que la urgencia de una investidura para reconstruir el diálogo.

La realidad política en España ha cambiado. Pero los partidos no acaban de estar en ella. Se han quedado perdidos en mitad de una transición hacia algo distinto que no pueden definir. El nuevo tiempo político envejece sin colmar las esperanzas de cambio que lo alumbraron. Sin su ansiado colofón. Sin final feliz.@Sandraleon_

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