Papá, de mayor quiero participar en unas Olimpiadas
Ana Pérez y Hugo González son los deportistas mas jóvenes de la delegación española en Río 2016. Conocemos a sus familias
Ana Pérez y Hugo González, gimnasta y nadador respectivamente, forman parte de la gran comitiva de atletas que representan a España en estas Olimpiadas de Río 2016. Ambos tienen en común tres aspectos: son sus primeros Juegos Olímpicos; son los más pequeños en sus disciplinas, y los dos provienen de una formación similar donde prima la disciplina y el deporte bajo la supervisión de sus padres. Ana y Hugo tienen planes de futuro muy distintos, mientras la primera aspira a ser fisioterapeuta o entrenadora de gimnasia artística, el segundo, en cambio, solo piensa en su presente y en mejorar sus marcas para conquistar nuevos desafíos. En lo que coinciden sus familias es en que el apoyo a sus hijos es el elemento fundamental que les ha hecho hoy cumplir su sueño olímpico.
Ana, amante de la gimnasia desde los seis años
Ana tiene 18 años y es la única representante femenina de gimnasia artística que tiene España en estas Olimpiadas. Sueña con llegar a la final que se disputará mañana jueves 11 de agosto y poder conseguir una medalla para nuestro país. Para llegar hasta aquí, la joven andaluza comenzó a practicar gimnasia artística desde muy pequeña, motivada por su hermano mayor. Sus primeros pasos los dio a los seis años, cuando disfrutaba de este deporte en sus ratos libres. Cuatro años más tarde decidió dedicarse a la competición profesional y llegó a ser campeona de España y tercera en barra de equilibrio en la Copa del Mundo que se celebró en Glasgow (Reino Unido) en 2015.
La familia de la gimnasta es de Sevilla. Viven en pleno centro de la ciudad y siempre han estado vinculados al mundo del deporte, no porque su padre se llame como el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez (53 años), sino porque, además de ser jefe de obra, es el presidente del Club Deportivo Gimnástico Hytasa, donde Ana hizo sus primeras rutinas apoyada por su entrenadora, Paqui Parejo. Su hermano mayor también fue gimnasta y uno de sus primos es jugador de la cantera del Real Betis.
Para los padres de Ana el recorrido que han realizado junto a su hija no ha tenido mayores obstáculos. “Somos una familia de deportistas, por eso ha sido fácil compatibilizar los tiempos”, explica Pérez. Otro punto a su favor es que Ana les ha hecho la tarea fácil a la hora de organizar su entrenamiento con los estudios, no ausente de esfuerzo. “Cuando era pequeña la veía estudiando por la noche porque durante el día tenía muchas horas de entrenamiento”, explican. Pero están felices de ver cómo el trabajo de siete horas diarias y el esfuerzo de la gimnasta han dado sus frutos.
De Sevilla a Madrid tras un sueño
Ana tuvo que separarse de sus padres cuando a sus 16 años recibió la beca del Consejo Superior de Deportes para trasladarse a Madrid. Fue un choque emocional para el núcleo Pérez. “Fue dura la separación, pero a la vez nos hacía mucha ilusión. Se empezaba a cumplir aquello por lo que Ana siempre había luchado y la teníamos que seguir apoyando”, explica su padre.
Una vez en Madrid y tras un duro y arduo entrenamiento con el equipo nacional de gimnasia artística, Ana logró la clasificación para ir a las Olimpiadas de Río 2016. Para la joven promesa ese día ha sido el mejor momento de su carrera: “Fue algo increíble que voy a recordar por siempre”. Florentino, en tanto, se llena de orgullo. “Como padre es un privilegio que consiga una plaza olímpica porque es muy complicado. Vamos a Río con mucha ilusión, va a ser una experiencia inolvidable que recordaremos toda la vida”, asegura.
Hugo Gonzalez, desde los tres años en una piscina
La satisfacción es igual de grande para Hugo González. Este joven de 17 años que mide 1,92 metros y no para de crecer, ni él ni su futuro como deportista de alto rendimiento. Forma parte del equipo de natación de España en estas Olimpiadas de Río. Se coronó campeón del mundo júnior en Singapur (2015) en 200 metros espalda y sueña con conquistar otro éxito hoy miércoles 10 de agosto.
A los tres años, González aprendió a nadar. Su padre le enseñó en una piscina pequeña que tenían en una casa a las afueras de Madrid. Aprendió porque su madre tenía miedo que cayera a la piscina y se ahogara. Hugo a esa edad era muy inquieto, su madre estaba embarazada de mellizos y su padre trabajaba en otra ciudad. Nadia de Oliveira (43) es la madre del atleta y es brasileña, hecho que hace que González afronte sus primeros Juegos Olímpicos con una mayor motivación. “Mis padres y yo estamos muy contentos por mi clasificación, estas Olimpiadas son especiales porque se realizan en el país de mi madre”, comenta el atleta.
Los padres de Hugo han transmitido a sus hijos el amor por la natación desde muy pequeños. Los tres compiten en la actualidad y los problemas a los que se enfrentan tienen que ver en cómo repartirse para asistir a las distintas competiciones y no abandonar a ninguno. “Cuando preparaba el viaje de Hugo a Brasil estábamos a tope. Fuimos a dejarlo al aeropuerto y horas más tarde tenía que ir al sur para no perderme la participación de otro de mis hijos”, comenta Juan Miguel González (43), padre del atleta.
Al igual que Ana, González le facilita mucho el trabajo a sus padres. Le va bien en el instituto y organiza su vida de tal forma que le da tiempo para centrarse también en otras cosas. Su entrenamiento se basa en la misma rutina diaria que sigue desde hace nueve años: entrenar, comer, entrenar, estudiar, dormir y tiempo libre.
Tras el inmenso esfuerzo, tanto Ana como Hugo ya han conseguido llegar a los Juegos Olímpicos, ahora solo tienen que pensar en la próxima meta: conseguir su objetivo. Y tras su participación en Río, soñar con las próximas Olimpiadas.
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