El 'hater' catalán que imaginó una guerra civil
'Los del sur os mataremos a todos' ('Los del sud us matarem a tots') es el nuevo libro del incendiario y polémico escritor en catalán Valero Sanmartí. En él cambia el conflicto 'España vs Cataluña' por el odio entre los mismos catalanes. Y todo en formato 'Elige tu propia aventura'
Si crees que Cataluña tiene problemas ahora, ni te figuras los que tendrá en 2052. Tras alcanzar la independencia, los catalanes se verán inmersos en una guerra civil, norte contra sur, para acabar siendo finalmente invadidos por Andorra. No, no es una tesis (neo)conspiranoica, es el punto de partida de la segunda novela del incorregible y corrosivo Valero Sanmartí. Con formato de elige-tu-propia-aventura, Los Del Sud Us Matarem a Tots (Los Del Sur Os Mataremos A Todos) se ha convertido en el último e inesperado sleeper de las letras catalanas. Más que un libro, es un arma de destrucción masiva que carga contra todo y contra todos. Nadie está a salvo del odio ancestral de Valero, pero, ¿quién diablos es este hater profesional del que ni tan siquiera existen fotografías?
Los lectores de Tentaciones son conscientes del conflicto Cataluña/España, pero en Los Del Sud Us Matarem A Tots hablas del conflicto dentro del conflicto: la Cataluña del sur contra la del norte. ¿Podrías explicarnos un poco más sobre las razones que, según tú, generan este enfrentamiento?
Habitualmente puedes oír coñas asquerosas de gente de Girona diciendo "si nos vamos de España, les podemos dar Lleida a cambio".
Hay unas regiones catalanas privilegiada en los discursos oficiales: se tratan de las comarcas barcelonesas y, muy especialmente, las gerundenses. De estas tierras se reivindican sus paisajes, su historia, su lengua, su gastronomía, su carácter, como si fuesen parte de una Cataluña más auténtica. En cambio, las tierras de las comarcas de Tarragona y Lleida son continuamente menospreciadas: se mofan de ellas porque están o bien llenas de campos de fruta y verdura, o bien de fábricas contaminantes, cuando no directamente de turismo de borrachera, como Salou. Somos el puto granero energético del norte catalán, y encima se ríen de nosotros. Habitualmente puedes oír coñas asquerosas de gente de Girona diciendo "si nos vamos de España, les podemos dar Lleida a cambio jeje" o “ay, eres de Tarragona, no me toques, que estás contaminado jeje".
También eres muy crítico con la escena indie catalana, pero, ¿podrías hablarnos de alguna figura o algún grupo indie español que no soportes? Expláyate, por favor.
Lo que me da más pena de esa escena son todos esos periodistas de clase media alta a los que les ha dado por azotar la hegemonía del indie: saltan a degüello contra Los Planetas porque utilizan la palabra “puta” en una canción y luego te dicen que el reggaeton no es machista; que no podemos procesar la libertad de la sexualidad latina con nuestros filtros occidentales; que achacar esas cosas a los reguetoneros o a los del trap es clasismo. Se les mezclan los discursos de género con los de clase y terminan diciendo gilipolleces. Y ojo, que muchas de sus premisas son buenas y estimulantes: es evidente, por ejemplo, que hay en el odio cerril al reguetón una xenofobia y un clasismo larvados. El problema es cuando quieren montar un discurso sin claroscuros: lo flipan con Pxxr Gvng como si fueran la gran esperanza de la revolución y, cuestiones musicales aparte, no hay nada en su actitud que difiera de la de Axl Rose; el discurso de zorras, drogas, coches y lujo es el puto mismo. Lo triste de esta polémica es que esta gente se dedica a azotar al indie para distinguirse dentro del indie, por mucho que se llenen la boca con lo de la cultura popular.
Cuando desde España se piensa en un artista catalán polémico, el nombre de Albert Pla surge de inmediato. Te preguntaría si te consideras su relevo, pero creo que no te sientes muy identificado con una figura como la de Pla ¿no?
¿Su relevo? ¿Ha muerto? ¿Qué sabes al respecto? Yo lo sospeché tras leer su novela España de mierda: estaba convencido que se la había escrito un negro, como las novelas póstumas e inacabadas de Bolaño -es sólo una teoría-. A pesar de lo poco que me gustó su libro, creo que Pla sigue vigente, y su desacato anarcoide me parece de los más noble que puedas encontrarte en el panorama catalán. Aquí, si rajas de Cataluña, es muy fácil convertirte en alguien tan asqueroso como Albert Boadella, que transforma su crítica en un medio de sustento, asumiendo esa figura de disidente desde Madrid.
Al ser estar tu libro en formato elige-tu-propia-aventura, aún no he explorado todas las opciones y caminos que ofrece, pero, hojeándolo, vi que había la opción de que dos militantes de la formación anticapitalista CUP matasen a Artur Mas. ¿Podrías explicarnos, a modo de avance para los posibles lectores, un poco más sobre este episodio de la novela?
Claro: Artur Mas, en el libro, permanece cautivo y conectado a un trono tecno-mágico que le mantiene vivo en un estado de semiinconsciencia -el mecanismo lo he plagiado explícitamente de Warhammer 40.000-. Los guardianes del político quieren encontrar un cuerpo poderoso y joven al que transplantar su mente, ya que su carcasa física sólo puede sobrevivir gracias al sacrificio diario de dos miembros de la CUP, la sangre de los cuáles se convierte en energía vital para el ex president.
En tu libro, Pilar Rahola, la columnista y tertuliana de referencia en Cataluña, aparece masacrando palestinos. ¿Sabes que, por menos, se ha querellado con, por ejemplo, grupos de punk locales?
Yo pensé que le gustaría mucho aparecer. En el libro, la guerra entre palestinos y judíos es el nuevo fútbol: un espectáculo de masas dominado por corporaciones. Hay guerrillas en lugar de equipos, soldados atletas llenos de implantes biónicos y armas de destrucción masiva. En este contexto, Pilar Rahola es una especie de cyborg titánico que no sólo juega para los Torá de Nazaret, sino que es su mejor jugador extranjero; el que más palestinos mata. Joder, pero si es infinitamente mejor que sus compañeros masculinos. Esto sí que es empoderamiento. ¿Me estás diciendo que esto le va a molestar? ¡Si no puede molar más!
"Artur Mas, en el libro, permanece cautivo y conectado a un trono tecno-mágico que le mantiene vivo en un estado de semiinconsciencia".
En el libro aparece mucha gente que conozco personalmente, y seguro que tú también. ¿Algún conocido tuyo se ha tomado a pecho que te rías de él en el libro?
Salen conocidos míos, sí, pero nunca se ofenden por la mierda que digo sobre ellos. No se ofenden porque son perfectamente conscientes de esa mierda, su mierda, de la que, a su vez, todo el mundo a su alrededor también es consciente, aunque se lo callen. El mundo de la cultura es una red de silencios cómplices. Sé de gente que se ha cabreado un montón, y eso que son don nadies: no llego a decir nada de ellos y no los conoce ni el tato. Pero amigos y colegas no, nunca. No sería amigo de alguien tan cretino como para ofenderse por estas cosas.
Antes de la entrevista hemos intercambiado mensajes por WhatsApp, donde tienes como imagen de perfil un dibujo de Juarma, el autor de El orgullo de ser nazi y Lo Pitbull. Creo que tu trabajo está muy en sintonía con el de este autor, así como también con el de otros dibujantes de cómic, como Johnny Ryan y su Pudridero. ¿Reconoces a estos autores como influencias? ¿Qué otros dibujantes de cómics te gustan?
Juarma es un oasis de sensatez navajera. “Aunque mañana gane Podemos, seguirás siendo gilipollas”. ¿Cómo no quererle con proclamas así? Y Johnny Ryan me encanta, claro, pero también Krent Able, Nicholas Gurewitch y su The Perry Bible Fellowship, Shintaro Kago, o los Tales Designed to Thrizzle de Michael Kupperman. En mi adolescencia leí y releí a Petter Bagge y a Robert Crumb, autor al que además descubrí por un libro que encontré en la puta basura. Por cierto: me encanta que por fin me pregunten sobre cómics. Es la primera entrevista en la que lo hacen, y para mí son una influencia clarísima de Los del Sud Us Matarem a Tots, mucho más que cualquier autor literario, pues tenía muy presentes, al escribir mi libro, Transmetropolitan, Tank Girl o el The Punisher de Garth Ennis. Las luchas que aparecen son, además, muy superheroicas, a lo Spider-Man, o incluso a lo Deadpool, personaje al que adoraba tanto de adolescente que no me he atrevido ni a ver la película. Espero que se note que me gustaría haber hecho un cómic en lugar de un libro, pero, como no sé dibujar, convertí mis ideas en una especie de novela destroyer.
Por cierto, hablando de política: circula la leyenda que se te invitó a realizar una sección de humor para el programa de debate catalán que produce Podemos, La Klau. ¿Qué hay de cierto en ese rumor?
No sé de dónde sale el rumor, aunque seguramente salga de mí mismo explicándolo cuando me emborracho, que es a menudo. Sí: me lo propusieron. Gracias a ese efecto llamado “ironía postmoderna” colectivos muy distintos se creen que estoy de su parte: independentistas, punkis, modernos, anticatalanistas, cuperos, podemitas, etc. Los del programa eran gente amable, pero ya suficiente mierda tengo yo con mis cosas. Además, pedí por contrato el Miró que Jaume Roures tiene encima del lavabo, para mirarlo cuando mea, y se ve que eso no podía ser.
Seguramente recibas multitud de insultos en los comentarios de esta entrevista. ¿Querrías dedicar unas palabras, como método preventivo y para terminar ya, a los que lectores ofendidos?
Sí: el último estudio de Metroscopia dice que vuestros padres son hermanos.
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