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CLAVES
Columna
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Dieciocho sirios

Entre los millares de refugiados que huyen de la guerra hay tantos niños que es imposible dar la vuelta a la cara todo el tiempo

Jorge M. Reverte
Una mujer refugiada, en el campamento de Idomeni.
Una mujer refugiada, en el campamento de Idomeni.KOSTAS TSIRONIS / EFE

No sé cuántos refugiados sirios, afganos, libios, etcétera (cuando se habla de esas nacionalidades se puede poner etcétera) han buscado asilo, o están haciéndolo, en Grecia y otros países: solo sé que son muchas decenas de miles, que nadie sabe de cierto ni cuántos son ni qué oficios tienen, ni siquiera si sus familias son de verdad o impostadas. De los refugiados poco se sabe, salvo que son tantos y tienen tantas necesidades que son capaces de colapsar un país como Grecia (ellos no, su número), y Grecia es mucho país.

Italia, que ya es grande y potente, estaba al borde de la crisis política por su presencia masiva, a través de rutas marítimas sobre todo, pero la apertura de rutas terrestres ha dejado pequeña la situación italiana. Grecia revienta, y la Europa de la solidaridad y los derechos humanos está ayudando lo que puede a ese reventón. Dinero sí hay para Grecia, y ayuda en forma de comida y botellas de agua. Pero ninguna esperanza de que se pueda ofrecer a ese aluvión de personas una salida vital medianamente estable y decente.

Vemos las fotografías y los vídeos que les dan vida a los personajes, y no cabe duda: entre los millares de refugiados que huyen de la guerra hay tantos niños, tan inocentes como los nuestros, que es imposible dar la vuelta a la cara todo el tiempo. Solo con las fotos que nos llegan todos los días tendríamos que tener bastante para decidir que los Gobiernos europeos tienen que ayudar en nuestro nombre o deben irse cubiertos de vergüenza.

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El Gobierno español no solo está alineado con los demás en esa ignorancia voluntaria, sino que merece un puesto de honor en el ranking de la vergüenza. Quizá la cifra varíe algo, pero creo que hay ya 18 casos solucionados de peticiones de asilo. ¿Pero con qué cara se atreven a darnos esa cifra? Dieciocho significa un refugiado sirio por comunidad autónoma. Alguna habrá a la que le sobre uno. Y alguna institución tendrá el honor de verdad de haberse ofrecido a recoger más, como la Barcelona de Ada Colau.

No es demagogia, esto va en serio. Los 18 se tendrían que convertir en 18.000 en una semana. Y si no, malditos seáis, gobernantes nuestros.

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