Contra el cambio climático, ciudades innovadoras

"Nunca cambiaras nada luchando la realidad actual. Para cambiar algo, construye un nuevo modelo que haga obsoleto al modelo existente".

Vancouver, Canadá. Wikimedia Commons.

Con esta frase del arquitecto norteamericano Richard Buckminster Fuller (1895-1983), un visionario cuyas ideas fueron vistas en la época como futuristas, empieza el documental The Urban Green. Sustainable Solutions For Cities. La organización internacional WWF se ha centrado en este interesante película de media hora de duración, en realidades urbanas de distintos puntos del planeta para dar a conocer diferentes soluciones que se están desarrollando en París, Seúl, Gotemburgo o Ciudad del Cabo para paliar los efectos devastadores del cambio climático.

Las ciudades más habitables y sostenibles, afirma la organización, van a ser aquellas capaces de construir innovaciones a nivel de diseño o planificación, capaces de adaptarse al cambio climático. De hecho, tal como dice Carina Borgström-Hansson, experta en huella ecológica de WWF: "La lucha para un futuro sostenible en este Planeta se ganará o perderá en nuestras ciudades".

¿Pero cómo vivir vidas atractivas, saludables y sostenibles? Uno de los planes de acción sobre el clima más ambiciosos ha sido adaptado por Vancouver, Canadá, que tiene el objetivo de pasar de la energía fósil a un 100% de energías renovables para 2050. Con la ambición de convertirla en la ciudad más verde del Planeta para 2020, su alcalde, Gregor Robertson, puso a los ciudadanos, los tenderos, organizaciones de la sociedad civil y los negocios en el epicentro de sus políticas. Así, 35.000 residentes y 180 organizaciones se pusieron a trabajar conjuntamente y diseñaron 150 normativas para hacer de la ciudad un lugar sano. Huertos urbanos, plantas de reciclaje, energía solar, creación de nuevos puestos de trabajo basados en la economía verde, incremento de la utilización de la bicicleta como medio de transporte o implementación de automóviles y tranvías eléctricos, están en el corazón de las prácticas adoptadas por el Ayuntamiento y la ciudadanía.

Otro de los paradigmas que se muestran en el documental es el del estado de California. Sus urbes se han comprometido a reducir en un 80% la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el que otras ciudades y estados del país no adopten el mismo tipo de políticas se ve como un freno para que la industria automovilística, por poner un ejemplo, produzca más coches eléctricos. La idea que refleja WWF es que cuantos más consumidores haya, más asequible será para los ciudadanos adquirir tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Y por tanto, más sencillo frenar el cambio climático.

A parte del transporte, otro aspecto importante para transformar las ciudades en eco-sostenibles tratado en 'The Urban Green' es la tarea de los arquitectos a partir de la construcción de edificios. Para ilustrarlo, ponen de ejemplo el Vancouver Convention Centre, una construcción con un mínimo impacto ambiental a partir de tejados ajardinados con flora autóctona o una planta de reciclaje propia.

Pero el viaje no se acaba aquí, y la cinta sigue en Seúl, capital de Corea del Sur, donde se muestran depuradoras que funcionan con energía solar, iniciativas del ayuntamiento como Una Planta Nuclear Menos y proyectos arquitectónicos basados en el diseño pasivo (edificios muy bien aislados para no tener que malbaratar la energía). La concienciación ciudadana, dice su alcalde, ha sido clave para paliar el cambio climático.

Pero a menudo no es sencillo adoptar políticas y medidas efectivas de una forma barata, y muchas ciudades, especialmente aquellas de países de renta baja, se ven limitadas por presupuestos insuficientes. Por ello, en 2008, el Banco Mundial lanzó sus primeros “bonos verdes” destinados a generar fondos para proyectos o programas que apoyen las actividades de baja emisión de carbono en países clientes. Gotemburgo, en Suecia, fue la primera ciudad del mundo en emplearlos y desde entonces es un modelo de éxito que se ha basado en la cooperación entre investigadores académicos y el sector empresarial. En Ciudad del Cabo y Tshwane, ambas en Sudáfrica, los retos del desempleo, la pobreza y la desigualdad no han impedido que los alcaldes y el gobierno regional hayan aunado esfuerzos para que la construcción de vivienda social incluya tejados llenos de paneles solares.

Otras medidas más locales se están desarrollando como iniciativas de los propios ayuntamientos. Un ejemplo que se muestra en el documental es el de París, cuya estrategia regional está consiguiendo estimular la adopción de medidas ecosostenibles, ofreciendo subsidios del 25% del precio total a taxistas o particulares para que adquieran vehículos o bicicletas eléctricas.

Todas estas iniciativas son presentadas por WWF como básicas para afrontar un futuro posible a partir de ciudades verdes. El esfuerzo de todos los órganos con poder de decisión, iniciativas privadas y ciudadanía es básico para que las emisiones de dióxido de carbono se reduzcan. La pregunta, llegados a este punto es: ¿cómo puede ser que en un momento en que los esfuerzos globales reman hacia la ecología y la sostenibilidad, en España se estén imponiendo trabas burocráticas y peajes en forma de impuestos al autoconsumo con placas solares?. Como advierten Greenpeace y otras organizaciones ecologistas, de esta forma "el gobierno rinde vasallaje al oligolpolio eléctrico", léase entre líneas al Gas Natural Fenosa de Felipe González o a Endesa de José María Aznar. Varios medios extranjeros ya se han posicionado sobre el asunto, entre ellos, la revista Forbes.