Muy difícil
España se ha vuelto un país muy difícil porque los jueces han empezado a calificar como delitos actos cuyos culpables siguen considerando favores normales entre amigos
El empresario Javier López Madrid, investigado en la trama Púnica por financiación ilegal del PP madrileño, piensa que España es un país “muy difícil”. Su opinión ha salido a la luz al publicarse unos mensajes que intercambió con la Reina cuando su nombre apareció en la lista de los beneficiarios de las tarjetas black de Bankia. Yo he escogido tantas veces las mismas palabras para describir al mismo país que la coincidencia me sobrecogió, aunque el susto duró muy poco tiempo, el justo para leer las medidas que el empresario promete adoptar para sobrevivir a la dificultad de España. En el futuro extremaré el cuidado y seré aún más consciente de mi conducta. Ese es el compromiso de un señor que había gastado casi 40.000 euros en restaurantes y tiendas de lujo a costa de una entidad bancaria rescatada con dinero público. Para él la dificultad de España no reside, por tanto, en la complejidad de los procesos históricos que la han impulsado a contracorriente a lo largo del siglo XX, ni a las particularidades de la transición de la dictadura a la democracia, sino en el hecho de que, de pronto, conductas sumamente asentadas entre los hábitos de las élites españolas hayan perdido el carácter de privilegio natural que ha labrado durante tanto tiempo la felicidad de sus miembros. España se ha vuelto un país muy difícil porque los jueces han empezado a calificar como delitos actos cuyos culpables siguen considerando favores normales entre amigos, engranajes de un mecanismo de prosperidad personal que ha funcionado siempre. No sólo no son en absoluto conscientes de haber perjudicado a sus compatriotas sino que, al contrario, a menudo declaran que su riqueza genera riqueza. Así de difícil es este país, se mire por donde se mire.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.