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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Unión antiterrorista

Se cierran las divisiones provocadas por el 11-M. Esperemos que cunda el ejemplo

Manuela Carmena (izquierda de la imagen) y Cristina Cifuentes colocan una corona en el aniversario del 11-M, acompañadas por Mariano Rajoy.
Manuela Carmena (izquierda de la imagen) y Cristina Cifuentes colocan una corona en el aniversario del 11-M, acompañadas por Mariano Rajoy.Samuel Sánchez (EL PAÍS)

La mejor noticia de los 12 años transcurridos desde los atentados del 11-M es el final simbólico de las divisiones entre españoles sobre la mayor agresión terrorista sufrida por este país. Una serie de agentes patógenos se empeñaron en provocar la confusión sobre los autores del dolor indiscriminado sembrado por las bombas, hasta el punto de negarse a aceptar la responsabilidad de los grupos yihadistas, puesta en evidencia por la policía y la justicia, prefiriendo agarrarse a conjuras de otra naturaleza. Las asociaciones de víctimas del terrorismo han dado un ejemplo de unidad durante los actos celebrados en recuerdo de los 192 muertos y más de 1.500 heridos, que contribuye a cerrar las heridas del 11 de marzo de 2004 en un momento tenso de la vida nacional.

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Hay que felicitarse de que esa unidad simbólica haya sido compartida por la política. Autoridades madrileñas de diferentes partidos han puesto especial énfasis en ello, visible en la participación conjunta de la presidenta de la Comunidad, Cristina Cifuentes, y de la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, en los actos convocados. Los líderes nacionales no coincidieron en los actos de recuerdo, pero por lo menos se condujeron con prudencia y evitaron palabras o gestos disonantes sobre el hecho central que les convocaba a la memoria y al respeto.

Un clima de unión es importante no solo para cerrar las fracturas del pasado, sino para prepararse ante zarpazos futuros. Por grande que sea el esfuerzo de los medios policiales y judiciales, no estamos libres de atentados. Es preciso proteger la lucha antiterrorista de los vaivenes políticos y enfrentarse a hechos difíciles, como la presencia creciente de españoles entre los detenidos por actividades relacionadas con el yihadismo. La filtración de documentos del Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), conocida ayer, ha desvelado la identidad de unos 22.000 yihadistas de medio centenar de países, entre los que figuran al menos media docena de españoles.

No menos claro es el dato de que casi la mitad de los detenidos en España por terrorismo islamista entre 2013 y 2015 eran españoles; y que no se trata solo ni mayoritariamente de lobos solitarios, sino de individuos conectados con redes y células con funciones operativas, algunas de ellas decididas a actuar en España, como explicaban ayer dos expertos en la materia desde EL PAÍS.

Hace falta que la colaboración, o al menos la no agresión entre las fuerzas políticas sobre un tema tan grave, se extienda a otras cuestiones importantes necesitadas de amplios consensos. Desde luego no es fácil, vista la división que reina en las filas de la política. La persistencia de la amenaza yihadista constituye una razón de peso para no demorar los acuerdos que permitan constituir el nuevo Gobierno de España, pero no es ni mucho menos la única. Si han hecho falta 12 años para soldar un aspecto simbólico de la unidad contra el terrorismo, esperemos que no sea necesario perder demasiado tiempo en recuperar un grado suficiente de confianza en la política como para atender otras necesidades fundamentales de los ciudadanos.

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