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¿Cómo puedo detectar si mi bebé tiene problemas de visión?

Cuando el niño no habla, conviene estar pendiente de determinados síntomas, como el guiño constante del mismo ojo

Existen dos tipos de exámenes visuales: los objetivos, en los que no es necesaria la colaboración del paciente, y los subjetivos, que requieren de su participación para tener en cuenta sus respuestas.

Habitualmente, a la hora de realizar un examen visual, medimos de forma objetiva la prescripción del paciente con el auto-refractómetro, un aparato que gradúa la vista de forma automática. Posteriormente, realizamos un examen visual subjetivo. Pero este no es el caso de los bebés y niños muy pequeños, que no pueden colaborar. La técnica aplicada para ellos será la retinoscopía, que nos permitirá valorar la existencia de algún defecto visual.

Al nacer, se realiza un examen completo de la morfología ocular y, en el caso de existir alguna condición específica o antecedentes familiares, se procede a un examen más exhaustivo para detectar posibles problemas de visión. A los 3 años, si no se ha encontrado ningún defecto previo, recomendamos el primer examen visual y, a partir de los 5 años, pruebas anuales.

Los defectos visuales más comunes en niños menores de 6 - 7 años

Los defectos visuales refractivos (aquellos en los que por mal funcionamiento óptico, el ojo no es capaz de proporcionar una buena imagen) más comunes son:

- La hipermetropía: ven mal de cerca.

- La miopía: ven mal de lejos.

- El astigmatismo: visión deformada.

En estos casos, la solución siempre pasa por el uso de gafas. Además, hay que considerar el ojo vago (ambliopía) y/o estrabismo y los casos de daltonismo (fallo en la visión de colores).

En el siguiente vídeo, podemos observar la reacción de una niña pequeña al usar gafas por primera vez y ser capaz de apreciar, por tanto, el mundo con claridad. Su reacción es conmovedora.

¿Pero cómo puedo detectar síntomas de problemas de visión, aunque al nacer el bebé no fuera diagnosticado?

A menudo, dejando aparte las patologías, los niños no se quejan de ver mal cuando sufren alguno de los trastornos visuales más frecuentes, como son los defectos de refracción y el estrabismo. Por eso, es importante observar si el niño desvía un ojo, si guiña siempre el mismo cuando va por la calle, si tuerce la cabeza al prestar atención, si se acerca mucho los objetos, si tiene dolores de cabeza, si se le enrojecen los ojos frecuentemente o si se frota los ojos o parpadea demasiado.

Consecuencias de la detección tardía de un problema visual

La falta de detección de los problemas visuales puede provocar ambliopías y estrabismos, ya que un ojo que no ve bien tiende a empeorar. El hecho de ver con un solo ojo (ambliopía) provoca la pérdida de la visión del espacio tridimensional. Los niños que no ven correctamente, ya sea con un ojo o con los dos, pueden tener un bajo rendimiento escolar o ser más “patosos”, con pocas habilidades deportivas o manuales. Los que son daltónicos, al tener alterada la visión de los colores, podrían mostrar un menor rendimiento escolar.

Los tratamientos más frecuentes para niños de corta edad (< 7 años)

Las soluciones visuales siempre pasan por una buena corrección con gafas, en ocasiones complementada con terapia visual y, solo en casos especiales, se recomendará cirugía.

¿Existe prevención para los trastornos visuales?

La hipermetropía y el astigmatismo no se pueden prevenir, porque dependen del tamaño y forma del ojo, además del componente hereditario.

Sin embargo, ciertos tipos de miopía pueden prevenirse con unos buenos hábitos visuales, es decir, con pautas de conducta que promuevan actividades al aire libre. El tratamiento del ojo vago y el estrabismo requieren de una detección temprana. El daltonismo es un defecto congénito, por lo que no tiene prevención.

Ciertos hábitos perjudiciales para la salud visual

El abuso de dispositivos electrónicos en condiciones de baja iluminación puede constituir un factor de riesgo importante para la salud ocular y visual a largo plazo. En la infancia, la pupila es mayor y sus medios oculares más transparentes, lo que permite que la radiación que entra en el ojo sea más intensa. A corto plazo, este uso en condiciones de iluminación desfavorables se puede traducir en fatiga visual y sequedad ocular, que conlleva incomodidad y molestias en los ojos. En este punto es recomendable limitar el uso de dispositivos y, durante su utilización, hacerlo siempre con una buena iluminación y descansando la vista a menudo.

*Pilar Cornejo es experto óptico en Essilor España, profesionales en lentes oftálmicas.

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