Keynes, hoy
Decía Keynes que son los capitalistas los más peligrosos para el propio capitalismo. Decía que las bajadas de salarios no acaban con el problema económico, sino que lo agravan, y más teniendo en cuenta la deuda pública anteriormente contraída. Una deuda grande, del 100% del PIB, y una producción que crece poco junto a unos sueldos que no han parado de bajar son el cóctel perfecto para no poder pagar la deuda, o estrangularnos para pagarla. Hoy Keynes es necesario, pues anteponía el “buen vivir” a la avaricia, y daba soluciones para salir de las crisis. Frente a la desregularización, el laissez-faire y la avaricia de los capitalistas más amantes del dinero que de la vida propugnaba la justa intervención del Estado y de los sistemas bancarios para paliar desigualdades, que hoy son muchas. ¿Qué frena a nuestras autoridades a trabajar en este sentido? ¿Quizás su propia incompetencia?— Adrián Navalón Osa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.