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El cuidado de ancianos y niños, cuestión de Estado

Polémica en Holanda por las propuestas del Gobierno para paliar los efectos de los recortes

Isabel Ferrer

En su primer discurso de la Corona, el rey Guillermo Alejandro de Holanda anunció en 2013 un histórico recorte del Estado de bienestar para sortear la crisis. La nueva sociedad propuesta por el Gobierno pasaba a llamarse “participativa”, y suponía reducir las ayudas para pensionistas y dependientes dejando el grueso de su atención en manos de las familias. Tres años después, un estudio de la Oficina de Planificación Social y Cultural, y de la Universidad de Utrecht, ha llegado a la siguiente conclusión: los holandeses prefieren cuidar a sus hijos pequeños —y dejarlos menos días en la guardería— que asistir a sus mayores.

El legislador pretendía abaratar los jardines de infancia para animar a los padres jóvenes a que ayudaran a los abuelos y necesitados en el núcleo familiar. No contaba, sin embargo, con una regla no escrita que lleva a la mayoría de los progenitores a utilizar esos centros una media de tres días a la semana. Según los investigadores, sólo un 5% está dispuesto a llegar a cuatro o cinco días. Es más, un 37% de los progenitores no desea que el Estado organice la manera de tratar a su prole. Otra norma no escrita inclina a las madres jóvenes a trabajar a tiempo parcial para ocuparse de los niños. Por el contrario, dos tercios de los ciudadanos creen que la asistencia a los ancianos “sí es una tarea oficial”.

El estudio explica esta última postura de dos maneras. De un lado, porque los abuelos suelen residir en otra ciudad y es más difícil ocuparse de ellos. De otro, la arraigada costumbre de que el Estado financie los hogares de pensionistas en uno de los países europeos que más recursos ha dedicado al sector. Con todo, entre 2004 y 2014, los ciudadanos que trabajan y cuidan de sus familiares han pasado del 13% al 19%. Y las madres trabajadoras (gran parte a media jornada) del 71% al 78%. El estudio advierte de que el acceso a las guarderías es más difícil para las familias con menos ingresos. Si éstas se encargan además de los mayores, pierden comba en la sociedad. Algo tendrá que cambiar para equilibrar la balanza, señalan los investigadores.

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