Mis trapos sucios
Intento ser ordenada o parecerlo. Pero es que mi casa no tiene apenas armarios ni casi mesas
Intento ser ordenada o parecerlo. Pero es que mi casa no tiene apenas armarios ni casi mesas. Tal vez por eso acabo dejando todos los papeles que no consigo ordenar sobre el tendal en el que cuelgo la ropa, en lugar de hacerlo en los balcones, pues sospecho que en el centro de mi ciudad está prohibido tender la ropa ahí fuera, aunque a mí me gusta mucho ver la de los demás meciéndose al viento o llorando a moco tendido cuando llueve a cántaros. O los guardo debajo de las almohadas. Todos esos papeles que no logro ordenar. Aunque ahora estoy a punto de conseguir acabar de una vez con estas feas costumbres. ¿Que cómo? Pues muy sencillo. He comprado una cómoda con cajones. Y poco a poco van desapareciendo las montañas de papeles que no conseguía ordenar. Ahora los tiro todos. O casi todos.
Intento ser ordenada o parecerlo. Pero es que mi casa no tiene apenas armarios ni casi mesas. Como tampoco archivadores. Ni trastero. Tal vez por eso también he metido durante años y años todas las cosas que no quería ver por ahí en medio en el cesto de la ropa sucia. Champús, cremas y otros potingues, a los que arranco las etiquetas. Hasta que, un buen día, me deshice del cesto de la ropa sucia. Y todas las cosas que no quería ver por ahí en medio, todos esos cosméticos a los que estúpidamente me entretengo en quitarles las etiquetas para volverlos anónimos, fueron desapareciendo. ¿Que cómo? Pues muy sencillo. Compré un mueble con cajones y lo coloqué donde antes estaba el cesto de la ropa sucia. Después tiré también gran parte de esos productos que no quería ver por ahí en medio.
Ahora no sé qué hacer con la ropa sucia. Tal vez por eso la meto directamente en la lavadora y la lavo a toda velocidad. Y también ella desaparece como por arte de magia. Intento ser ordenada, pero sólo consigo parecerlo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Así se han elaborado las listas de Babelia con la mejor cultura del año 2025
Los cierres de campaña de Jeannette Jara y José Antonio Kast, en imágenes
“Robe nos da permiso para sentir en una sociedad que censura la tristeza”: cuatro psicólogos analizan el éxito de sus letras
La gastronomía como arma ecológica: comer pez león para salvar el Mediterráneo
Lo más visto
- Lituania declara el estado de emergencia para hacer frente a la oleada de globos procedentes de Bielorrusia
- El Congreso estudia una proposición de ley para unificar a todos los funcionarios de categoría A en un único grupo
- Nemo devuelve el trofeo que ganó en Eurovisión por el apoyo de la UER a Israel: “No creo que deba estar en mi estantería”
- La asociación de fiscales progresistas ve en la sentencia del Supremo “un giro constitucionalmente letal”
- Uno de los periodistas del juicio del fiscal general: “Conmino al Supremo a que deduzca testimonio”




























































