¿Cuánto durará la ‘fiesta’?
Es difícil recordar una coyuntura externa tan favorable para el crecimiento español
Decimos que a la economía española la propulsan vientos de colaexternos: euro bajo que abarata nuestra deuda y lanza la exportación; dinero abundante del BCE; petróleo tirado, y una Bruselas flexible con nuestro déficit.
En realidad, nos quedamos cortos. No son vientos, sino huracanes. Es difícil recordar una coyuntura externa así para el crecimiento español. Incluyendo los peros que quieran: anemia de la economía europea, caída de los emergentes, reveses latinoamericanos, nubarrones geoestratégicos... que pueden gestar un síncope.
Por ahora, esta fiesta del entorno euro-internacional nos lanza un desafío: ¿usaremos sus márgenes para hacer los deberes, reorientar el gasto a lo productivo, racionalizar la estructura energética, ganar competitividad, salvar brechas sociales?
Y nos plantea un interrogante: ¿cuánto durará? Aunque profetizar es suicida, aventuremos que dos de esos grandes factores, euro barato y petróleo ídem, durarán. El euro, porque así lo prevé el BCE, porque la inflación tardará en repuntar y porque si siguiese la pauta del dólar —que ha tardado siete años bíblicos en experimentar políticas restrictivas, que fortalecen su tipo de cambio—, en Europa quedaría para rato.
¿Y el petróleo? Hoy en los 37 dólares/barril, casi una cuarta parte de su (efímero) techo de 2008 (143 dólares) y menos de la mitad de una media ya larga, todo indica que seguirá barato algún año más.
Y es que el dólar alto lo depreciará aún más (con menos dólares compras el mismo barril, que vale menos); el exceso de oferta ronda los dos millones de barriles/día; el flaco crecimiento chino aplana la demanda; el fracking aguanta en EE UU; los iraníes irrumpirán aumentando la oferta (casi otro millón), y si algún día se arregla Libia...
Claro que toda alegría conlleva tristezas: la caída emergente perjudica las exportaciones y las inversiones exteriores españolas. Y que hay mucha volatilidad: hace medio año varios miembros de la OPEP estimaban que su precio a fin de 2015 doblaría el actual. Con todo ello, no es de menor cuantía que este país se ahorre este año con la rebaja del petróleo 5.000 millones más de los previstos: serán 17.000 millones en total, ¡casi dos puntos del PIB! Un plan Marshall reforzado. Pero no es cosa de casa, sino de los jeques.
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