Manuscritos del alma humana
En su nuevo libro, Shaun Usher reúne ‘listas memorables’ de personajes tan diversos como Johnny Cash, Albert Einstein o Susan Sontag
Evernote. Post-It Plus. Tempo. Lift. Wunderlist. Son solo cinco de los cientos de aplicaciones que prometen mejorar nuestra productividad. Antídotos contra la distracción. Al final del día, la lista de tareas debe haber sido doblegada, que para eso vivimos, en palabras del filósofo coreano Byung-Chul Han, en la era de la “autoexplotación”. En las 80 páginas de su libro La sociedad del cansancio insiste en que vivimos atosigados por la multitarea. “Todos nosotros deberíamos jugar más y trabajar menos, entonces produciríamos más”. Y él no solo predica, también practica: tras acabar Metalurgia en su Seúl natal, se mudó a Alemania para estudiar Literatura, pero pronto se daría cuenta de que era imposible recuperar el tiempo perdido: tenía demasiadas lecturas pendientes y él leía despacio. Así que se matriculó en Filosofía. “Para estudiar a Hegel, la velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día”, ha justificado. El filósofo de moda no tiene prisa.
En las listas de los atareados del siglo XXI se acumulan tareas ingratas: recoger el traje de la tintorería, enviar el informe corregido, comprar los billetes de tren, llamar al técnico de la caldera. En las del siglo XX, al menos en las recogidas por Shaun Usher en el volumen Listas memorables (Salamandra), Johnny Cash anota que tiene que besar a June (y no besar a nadie más), Susan Sontag desgrana las normas para educar a un hijo, Albert Einstein enumera sus exigencias matrimoniales –“renunciarás a que salga o viaje contigo”–; Norman Mailer, sus diez novelas americanas favoritas, y el arquitecto Eero Saarinen, las razones por las que se había casado con la hermosa, atractiva, perspicaz Aline Bernstein Louchheim.
Por casualidad, el inglés Shaun Usher cambió un monótono trabajo de redactor publicitario por otro de entusiasta explorador de bibliotecas, museos y archivos –gracias al patrocinio de Tiny Letter, un servicio de envío de newsletters–. Por casualidad, mientras buscaba cartas para su repositorio online Letters of Note, se dio cuenta de la “obsesión de la humanidad” por las listas. Los mismos autores de esa correspondencia singular que luego recopilaría en el libro Cartas memorables (Salamandra) legaron listas de toda clase y condición. Y la saga de los tesoros manuscritos no termina: el año pasado, durante una visita promocional a España, Usher ya adelantaba que estaba reuniendo discursos para lanzar sus correspondientes repositorio y libro.
En los setenta, el artista Joe Brainard publicó el libro Me acuerdo –clásico de culto traducido al castellano en 2009 por Sexto Piso–, en el que enhebraba sus recuerdos en una larga y emotiva lista. “Me acuerdo de que mi tío tenía un 11 CV con matrícula 7070 RL2. Me acuerdo de que Fellini me llamaba Snaporaz. Me acuerdo de mi primera noche de amor”. Para el escritor Paul Auster esa enumeración había sido todo un acierto. Y es que a veces, escribió, bastan unas frases sencillas y contundentes para trazar “el mapa del alma humana”.
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