El fotógrafo del erotismo 'jet set' muestra sus obras
El sudafricano Henrik Purienne se ha convertido en puntal de la fotografía sexy con mujeres preciosas y concepto retro. Esta es su filosofía
Chicas rubias haciendo auto-stop, subiendo a un coche blanco de los años setenta para que las acerque al mar. Chicas con la piel bronceada, paseando sin ropa por el bordillo de la piscina, caminando por playas infinitas. Chicas, chicas, más chicas: el mundo del prestigioso fotógrafo sudafricano Henrik Purienne, de 38 años, gira todo el tiempo alrededor de ellas. “Crecer en Ciudad del Cabo afectó a mi forma de trabajar y de ver la vida: las mujeres, el sol, la playa”, nos cuenta. Sus comienzos no pudieron ser más honestos: “Siempre me gustó hacer fotos de lo que veía. Durante unas vacaciones empecé a retratar a mi novia y así empezó todo”.
Hoy afincado en Los Ángeles, Purienne empuja a sus imágenes hacia un universo paralelo en el que siempre hace calor y siempre estamos en los años setenta. Sus chicas recuerdan con claridad a las de las películas de Eric Rohmer y a las de las páginas de LUI, la revista masculina francesa que hizo época hace 30 años; una versión retro del erotismo que él mismo admite. “No descubrí la obra de otros fotógrafos hasta que ya llevaba unos años trabajando. Pero me estalló la cabeza al dar con revistas como Nova, Cahiers d’art o la propia LUI”. Chicas recibiendo los rayos del sol. Agua fría, bañadores pegados a la piel y hedonismo jet set.
A estas alturas, firmas de moda como American Apparel o Kitsuné ya han recurrido a su particular visión de las mujeres y de la belleza: estampas de chicas medio desnudas, insinuantes, a veces sentadas en sillones de diseño francés o italiano de los años sesenta. La cantante Sky Ferreira en una cama sin hacer. Imágenes sin distancia, fruto de una comunicación fluida entre fotógrafo y modelo.
Me encantan las marcas blancas del biquini encima de la piel, el olor a crema protectora y a dinero viejo. La sensación de tener todo el tiempo del mundo para no preocuparte por nada”, dice el fotógrafo
“Empecé mi carrera dirigiendo documentales, y he seguido aplicando ese punto de vista a mis fotografías. Procuro que el resultado sea crudo, lo más directo posible”, explica. Su faceta más personal la reserva para la revista anual Mirage, que él mismo edita. Un manifiesto a favor del verano, la nostalgia y el sexo. Hijo no reconocido de Slim Aarons, el fotógrafo que retrató a los guapos y felizmente ociosos de los años sesenta y setenta, Purienne es un apasionado de los espacios, la arquitectura y los objetos. “Extensiones de mi estilo de vida”, señala, y elementos que acompañan en todo momento a las chicas de sus fotografías.
Considera que el centro de su trabajo es la historia que cuenta a través de sus imágenes, y tiene muy claras sus preferencias. “Me gustan las chicas fuertes. Chicas que parecen chicos. Me encantan las marcas blancas del biquini encima de la piel, el olor a crema protectora y a dinero viejo. La sensación de tener todo el tiempo del mundo para no preocuparte por nada”. Por supuestísimo. ¿Y a quién no?
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