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“Esta agenda no es solo de fines, sino sobre qué haces para lograrlos”

La responsable del PNUD confía en que todos los países, también los ricos, perseguirán conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una agenda universal, pero no obligatoria

Alejandra Agudo
Helen Clark, en el receso del Social Good Summit.
Helen Clark, en el receso del Social Good Summit. javier sauras

La revista Forbes la sitúa en la posición 23 de su listado de las 100 mujeres con más poder del mundo de 2015, y la presenta como “la más poderosa” de las Naciones Unidas. Helen Clark es la directora al frente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desde el pasado abril de 2009. La neozelandesa de 65 años es, además, la primera mujer en ostentar tal cargo; y la citada publicación, entre otras, ya apunta que podría ser la sucesora del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, cuando finalice su mandato en 2016.

Su currículo también dice que es la presidenta del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo, un comité compuesto por los directores de todos los fondos, programas y departamentos de la ONU que trabajan en temas relacionados con el desarrollo. Así, la semana de la cumbre en Nueva York en la que se han aprobado los Objetivos de Desarrollo Sostenible, Clark parece omnipresente entre los participantes de uno u otro evento, bien en la sede central o en los muchos actos paralelos celebrados por toda la ciudad en la que reside, como el Social Good Summit en el que atiende la entrevista en 15 minutos de receso antes de marchar a otros compromisos. Su rostro refleja cansancio. Pero su mirada clara y su sonrisa contrarrestan el efecto.

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La que fuera durante una década primera ministra de Nueva Zelanda, donde ya se mostró comprometida con la mitigación del cambio climático y la preservación del medio ambiente, tiene por delante la inmensa labor de ayudar a implementar esta nueva agenda de desarrollo sostenible en todo el mundo. Para ella, uno de los grandes retos va a ser trasladar a las políticas nacionales lo que hasta ahora era considerado un mandato internacional. “Después, los países tendrán que asignar presupuesto para la consecución de los objetivos”, señala. Más aún, continúa, algunos de los retos —“como el de lograr sociedades seguras e inclusivas”— harán que los estados tengan que reflexionar sobre su posición en los conflictos, la transparencia de sus instituciones o si dan la debida voz a la ciudadanía.

Pregunta. ¿Cuál es su valoración general de la agenda?

Respuesta. Creo que los Objetivos de Desarrollo Sostenible cubren todos los aspectos relevantes del desarrollo, desde lo económico, social y medioambiental. Digo que esta agenda es sobre los fines y los medios; porque hay metas, por ejemplo las relacionadas con las garantías sociales o las medioambientales, pero también se pone el acento en qué hacer para abordar estos problemas. En este sentido, garantizar sociedades seguras e inclusivas es crucial, así como tener infraestructuras sostenibles, cambiar el modelo energético, favorecer el crecimiento inclusivo, porque si solo tienes un PIB elevado pero la gente no tiene empleo y se encuentra en situación de pobreza, eso no es desarrollo. Así que, insisto, una visión de fines y medios es vital en esta agenda.

P. Es una crítica extendida en la sociedad civil. Durante la negociación de los objetivos, ¿han perdido importancia los aspectos sociales y medioambientales hasta supeditarlos al crecimiento económico?

Los países desarrollados tienen que abordar esta agenda en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la sostenibilidad ambiental

R. No lo veo así, lo que pasa es que se ha añadido la parte económica, que no estaba ahí antes. Y la verdad es que para lograr las cuestiones sociales —tener una buena educación, un buen sistema de salud, un sistema de protección social—, la economía es fundamental, es la que traerá esos beneficios. De otro modo, por ejemplo, si la gente desempleada no paga impuestos y no obtiene ingresos. Lo hemos visto con las políticas de austeridad, con los recortes en estas políticas muchos países han pasado un tiempo muy duro, y se ha debido a la mala situación económica. Por eso creo que es muy importante que intentemos lograr los tres aspectos de la agenda juntos; pero cambiando la naturaleza de los métodos de crecimiento, como he dicho. Por ejemplo, primar la industria de extracción, por ejemplo, que no supone muchos empleos ni ingresos para los gobiernos, no es desarrollo.

P. Y en este sentido, ¿cree que los países desarrollados están de verdad comprometidos con la agenda? Supondrá muchos cambios de producción y consumo en los mismos.

R. Siempre digo que esta agenda no es algo que afecta a otros en otro lugar. Lo que todos los países deben observar es que el desarrollo es para llegar a algo mejor. Para ello, las economías avanzadas, tienen que abordar esta agenda en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la sostenibilidad ambiental. Y lo que está claro es que si los países en desarrollo crecen como lo hecho occidente hasta ahora, no es sostenible. Así que, desde mi punto de vista, los países desarrollados tienen una gran responsabilidad en el modo en que hacen las cosas. Tienen que, de verdad, tomar decisiones encaminadas a cambiar sus sistemas de producción y consumo.

P. ¿Y cree que lo harán? Esta agenda no es obligatoria…

R. Creo que tenemos que unir esta agenda con la conferencia que se celebrará en París sobre cambio climático. Porque no conseguiremos un acuerdo sobre ello hasta que no esté claro que los países desarrollados se comprometen. Y también tendrán que comprometerse a financiar a los países en desarrollo para que se adapten al cambio climático y reduzcan su propia huella de dióxido de carbono, y crezcan de un modo diferente. La mayoría de Estados están de acuerdo en el más alto nivel en que no podemos seguir como hasta ahora y tenemos que actuar. Este es el momento de entrar en acción. Cuando fui primera ministra de mi país, teníamos la aspiración de llegar a cero emisiones [carbono-neutral]. Se podía lograr; sabemos que se puede hacer y realmente necesitamos ese nivel de ambición en las economías avanzadas.

P. Está por ver si todos los países cumplen, o tratan de hacerlo, con esta agenda. Si lo hicieran, ¿cuánto le va a costar al mundo?

Se puede comprobar en la evidencia académica que en los retos de salud, el progreso realizado ha sido mucho más rápido que el que se procedía antes de los ODM

R. Las estimaciones realizadas por las Naciones Unidas revelan que para conseguir los ODS para 2030, los países en desarrollo necesitarán una inversión de entre 3,3 y 4,5 billones de dólares al año en sectores estratégicos. No solo la ayuda oficial al desarrollo desde occidente tiene que cubrir esa necesidad. Con una pequeña parte, usada de manera inteligente, se pueden desencadenar las capacidades de los países en desarrollo para movilizar sus propios recursos a través del crecimiento económico, la recaudación de impuestos y la asignación de prioridades. Se trata también de que generen confianza en sus economías, basada en el imperio de la ley y la lucha contra la corrupción, eso atrae inversión y favorece el comercio. Hay muchas cosas que se puede hacer para movilizar el dinero. Y la financiación para la preservación medioambiental es una parte muy importante de los fondos de muchos países en desarrollo.

Necesitamos ver que hay mucho que hacer en infraestructuras sostenibles, transporte, energía, ciudades… Es clave.

P. ¿Cree, no obstante que se llegará a esa cantidad sin un compromiso claro contra los paraísos fiscales y la evasión de impuestos?

R. El dinero está ahí. Sí, todos sabemos que hay empresas internacionales especializadas en no pagar impuestos a nadie y eso tiene que parar. Y parará cuando los países en desarrollo tengan los medios para perseguirlo. Uno de los programas en los que está involucrado el PNUD junto con la OCDE es crear un cuerpo de inspectores fiscales sin fronteras. Así cuando los gobiernos nos pidan ayuda, seremos capaces de proveerles de expertos que trabajen junto con las autoridades locales para transferirles el conocimiento de cómo colectar impuestos. Cosas prácticas se pueden hacer para construir la capacidad y en ello estamos. Al final, los países en desarrollo serán los dueños de su propio destino. Y el resto de nosotros que apoyar eso.

P. De las metas de los ODM solo se han logrado unas pocas. Ahora hay 169. ¿Creen que se lograrán para 2030 como marca el calendario?

R. Creo que los Objetivos de Desarrollo Sostenible han tenido un mejor comienzo que los ODM porque han sido diseñados y decididos con la participación de todos los países. Ya ha llegado una importante demanda al PNUD, y las agencias hermanas, para recibir apoyo y crear una estrategia en el nivel nacional y lograr los objetivos. Eso me hace tener confianza.

Las economías avanzadas tendrán que cambiar su sistema de producción y consumo

Si la pregunta es si el mundo es un lugar mejor gracias a los ODM, por supuesto que lo es. Se puede comprobar en la evidencia académica que en los retos de salud, el progreso realizado ha sido mucho más rápido que el que se procedía antes de los ODM por dinero, focalizó en acción en estas prioridades. Los objetivos nos ayudan a focalizarnos. Estos tienen un mejor comienzo, y esperemos que veamos a los países abordar esta nueva agenda seriamente.

P. Pero los informes de seguimiento no son obligatorios, ¿cómo podremos saberlo?

R. No es obligatorio, pero ahora ya hay una tradición bien establecida en hacer informes sobre los ODM en estos países. El PNUD, además, ha recibido el mandato del secretario general de ser el vigilante, por así decirlo, del sistema mundial a nivel de país. Y lo que se reporta a nivel global son los datos nacionales agregados. De verdad creo ocurrirá como con los ODM, que los países se preguntarán cuándo harán su informe. Seguramente no sea el año que viene o el siguiente, pero habrá informes. Hay países que ya hacen sus estadísticas de seguimiento a nivel regional y local. Tenemos el ejemplo de un estado de México que incluso incorporó los objetivos a su Constitución. Quiero decir que vamos a ver muchas maneras de medir e informar los progresos. Y la ONU estará ahí para ayudar.

P. Los países desarrollados, sin embargo, no tienen experiencia en elaborar estos documentos. Ni la obligación.

R. No tienen experiencia en hacer estos informes, pero tienen la capacidad. Y estoy segura de que los gobiernos adoptarán la agenda. En este sentido, el rol de los Parlamentos será crucial. Será positivo si establecen grupos de seguimiento de los ODS. También la sociedad civil tiene presionar a sus gobiernos, no solo sobre lo que se hace dentro del país, sino sobre el apoyo que se da a los menos desarrollados.

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Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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